viernes, 17 de enero de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lisboa

                                               

Lisboa de fados y el Tajo; Lisboa de navegantes y aventureros; Lisboa de Pessoa y de sueños… ¿te acuerdas? Era Lisboa en  primavera, con gente en las calles que iban y venían y noches tibias con brisas que subían del mar.

“Voluntariamente abandoné mi / trono de ensueños y cansancios” Leíamos a Pessoa sentados en un terraza; tomamos un café. Entonces, en Portugal, el café sabía a café de las colonias. Era amargo, más amargo, que el café que tomábamos en España.

Subimos por la Rúa Augusta y nos perdimos por aquellas calles estrechas y empinadas. No recuerdo a dónde íbamos. Había ropa, tendida, de balcón a balcón. Jugaban unos niños en la calle… Las paredes chorreaban humedad; verdín casi a ras del suelo. Todo era lóbrego; no entraba el sol.

En las esquinas parecía agarrarse el misterio y el desgarro del fado. “Palabras de amor, de esperanza, / de inmenso amor, de esperanza loca…” Subía el funicular. De los raíles salía un ruido metálico. Por la noche, la luz ámbar aumentaba el encanto… “Palavras de amor…” El fado aquel ¿te acuerdas?

Preguntamos por la “Estufa fría”…Y fuimos. Allí estaba toda la sensualidad de plantas traídas de los lugares más lejanos del mundo. Había un ambiente de calor artificial. Todo era, para nosotros, distinto; el vapor del agua configuraba una atmósfera cálida.

Al día siguiente, la Torre de Belén, el monumento a don Enrique, ‘el Navegante’ y, luego, a los Jerónimos… Volvimos en tren. Un par de horas, sentados,  en la plaza del Marqués de Pombal. Comentamos cómo en una República había tantos vestigios de la Monarquía.

El puente - porque todavía no había llegado la Democracia - llevaba el nombre por el Dictador: Ponte Salazar. El Tejo era un mar debajo de aquella obra inmensa y sobrecogedora de ingeniería moderna. El Atlántico – entonces, y ahora - el camino que llevaba a América


Éramos jóvenes. Éramos, tan jóvenes, que ni vislumbrábamos todo lo que la vida nos tendía por delante… ¿te acuerdas?

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