Si entras, por la carretera del Valle - para nosotros, el
Valle, es el Valle de Abdalajís – hazlo, pasado el Ventorro, antes de llegar a
La Gavia, por lo de Lucas ‘Jerriza’. Sube por la Cuesta del Moro y
trepa por Viso Alto. A medida que se sube, se amplía el horizonte: la vega del
río es más ancha. Por el norte alcanza la vista hasta la chimenea de la Presa
de la Encantada.
Decía el cronista de los Reyes Católicos algo así como que “son tierras que para pan no son”.
Llevaba razón. Composición alpujarride; mucha pizarra, más laja, y poco suelo.
Terreno quebrado en demasía. Cañadas, cajorros, barrancos…
Por Pollo Moro, (en Casablanquilla se deja la carretera) y
arroyo Jevar, arriba, hasta la Plaza, luego, el arroyo de Pedro Latorre… En la
Cañada de Garnica, si se toma, a la derecha, lleva hasta la Zurriaga, Maja Luna y Maja
Vieja; por la izquierda, a las lomas del Chaparral.
Montesinos queda muy arriba, pero sólo es cuestión de seguir
subiendo y subiendo… Los pozos del arroyo, - porque es tierra corta en agua -
se agostan pronto. En los pilares de los pozos abrevaban las bestias, las
cabras del vecindario…, y se echaban buenos ratos de cháchara o… de lo que
encartase.
Se han secado los almendros –el ‘gusano cabezudo’ tiene
mucha culpa- pero no se pude descartar, tampoco, el abandono del campo. Ya se
sabe, muchos costes y poca rentabilidad. Los olivos, manzanillos están
injertados sobre pie de acebuche. No los conoció Barbeito: “olivos en las
laderas / escarchadas de diciembre, / voleados sobre el paisaje / - vértigo de
ramas verdes -,…” cuando los conozca…
De lo que antaño - lagares – le dieron nombre, ni rastro. Ni
del molino de Serpeta que aguata en pie a duras penas, ni del fantasma que
salía, las noches de invierno, en Villaverde.
Y una vez, ya arriba, casi al alcance de la mano El Torcal.
La mano de Dios hecha caliza, belleza calada por las filtraciones del agua que
se va a donde quiere. Lejos muy lejos, la mar y, Málaga echada a la luz del
sur… Álora, a ratos, aparece acurrucada a los pies de El Hacho, no se ve. No
importa. Se sueña. Los sueños, siempre, son más bonitos…
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