Compungido y triste. La lección bien aprendida. Recién
salido de unos ejercicios espirituales, sólo ante el peligro, en Onda Cero, con
Carlos Herrera, se ha presentado don José María del Nido…
Sus palabras desprenden: no pecaré más, padre; voy a ser
bueno, tan bueno - ya lo estoy siendo, lo que ocurre es que usted no me cree…- que Sevilla bajará el giraldillo
cualquier día de estos y me coloca a mí en lo alto de la Giralda... Sí, sí,
pero Gary Cooper era más guapo.
Solo. Carita de niño bueno. No ha roto un plato. Pido - el tío con postura desafiante - que me llame el juez a declarar. Le falto
decir: la tardanza es la mala… el caballero Sandro Rosell a quien la Audiencia
Nacional presuntamente le va a imputar por unas minucias de euros.
La ‘limpieza’ ha sido al club de sus amores; le sirve por
cariño y sin ningún otro interés. Todo por amor, mucho amor. Los enemigos están
fuera. Cualquier día, uno de los iluminados, baja a Colón del monumento en La
Ramblas y lo sube a él para que señale: ¡por allí se va Brasil…! Sí, sí, pero
Gary Cooper era más guapo.
Atraviesa, - el abogado al lado - una calle estrecha y casi enigmática, don
Iñaki (Urdangarín, por apellido). Va a por “atún y a ver al duque”. No, no. Me
he equivocado. El duque (no sé si todavía) es él, va a declarar ante su
Señoría. Por cierto, Señoría, el ¿atún era en conserva o fresco?
Mira, al tendido. Desafina el coro. Dicen que son el pueblo.
No hacen falta ni insultos ni voces altisonantes. Sólo Justicia. ¿Es mucho
pedir? ¿Bajarán a Ramón Llull del pedestal del final del Borne y lo ponen él?.
Llull dijo que el amor hace esclavo al libre y al libre, esclavo y, éste… Sí,
sí, pero Gary Cooper era más guapo.
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