Eran tres, venían de Oriente y traían un séquito grande de
pajes con plumas de colores, y turbantes y collares de bolitas redondas que
brillan con la luz, y unos camellos de andar cansino y acompasado…
Empezaron - en el Nacimiento que montábamos en mi casa –
bajando de unas montañas de corcho y gandinga, entre tomillos del Quebraero, aulagas de la jerriza del Llano de las Colmenillas y pitas del Cerro de las
Viñas. Mi casa, por unos días, olía a
campo. ¡A gloria bendita!
Llegaban, - los Reyes - casi en los primeros días de enero, al umbral del
portal. El portal era - porque tienen que ser así - el centro del Nacimiento.
Cruzaron, primero, el río de papel de chocolate de casa de Juanico, ‘el de
Bonela’, y luego, la llanura de serrín tintado de verde con anilina de la
droguería del Pintor…
Por la mañana siempre ‘aparecía’ una pelota (era lo más de lo
más) y ropa disfrazada de calcetines, un jersey, alguna camisa, un pantalón… Yo
no le hacía caso a lo material de la vestimenta. La pelota era la ilusión; el
Llanillo, el destino. Hoy me entero que abre el día con la muerte de uno grande
Eusebio. Seguro que ha subido para enseñar lo que es jugar al fútbol por esos
mundos por donde dicen que anda Dios…
Este año, también, han venido por mi casa: “1914-2014 Cien
Años de la Primera Edición. Juan Ramón Jiménez Platero y yo. Ilustrado por
Idígoras y Pachi” y “Az-zait. Antonio García Barbeito” ¿Se puede pedir más? ¿A
que es verdad que existen?
Hace un rato he leído lo que escriben mis amigos: José María
cuenta que Alcoy celebró la primera cabalgata en el siglo XIX; Fermín Adame que
en Encinasola (no lo dice él pero lo digo, yo) que es el pueblo rayano al que
se refiere, venían de...occidente - ¡qué
cosas! – de Portugal y Barbeito que su rifle Winchester no llegada…
Estos amigos míos son niños grandes. Cuando escribo estas
líneas pienso en esos otros niños de los que todos nos acordamos. Pedro Rodado,
ayer colgaba una foto de las que hieren el alma. Pedro, que es otro niño
grande, pide: justicia social. Les hago una proposición deshonesta. ¿Si,
hacemos, todos, la misma petición, podría haber algo de arreglo? Ya están aquí,
pero a lo mejor para el año que viene…
Pepe, es una alegría ser niño, creo que todos quisiéramos no perder esa conciencia. personalmente y egoístamente por el hecho de no pensar en las circunstancias actuales, de los que viven alrededor y más lejos aún.Espero que los magos hagan algo con los que ya saben.
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