Llegaron en el AVE de la tarde antes. Recibimiento de gloria
en la estación y paseo por La Rosaleda. Daltonismo en Aemet con previsión de
alerta naranja por vientos huracanados, que no llegaron a tiempo para ‘ver’ el
partido; el huracán, se vistió de rayas rojas y blancas (nada de naranja). ¿El
de enfrente? Vendió cara la derrota; ante los grandes, se crece.
Los ‘Simeone fashion’ dijeron qué es el quiero y puedo. El
Málaga, qué es el quiero, pero no puedo. Juegos de palabras. Cuando la gente
juega de memoria, sabe dónde está el que tiene que estar y, además está, pues a
eso se le pude llamar ‘Simeone fashion’ o lo que ustedes quieran. Pero ¿y, si
le llamamos futbol?
El Atlético puede ganar la liga. Tiempo al tiempo. Son una
piña, juegan compactos. No hay figura que sobresalga. Por cierto, chapeau – por
hoy, a Schuster en el planteamiento- porque Sergio Sánchez apagó la luz de
Diego Costa. No se estrenó. Se le fue sólo dos veces y, una facilito, el gol de
Koke (Málaga 0; At. de Madrid 1).
Los de Aemet no saben que la primavera pasa en Málaga las
tardes de invierno. Casi tanto calor como en abril. No era tarde de víspera de
Reyes Magos. No vino el viento anunciado
ni la goleada temida. El Málaga de salida arrancó con cinco jugadores
defensivos: Willy (portero), Gámez, Angeleri, Sergio Sánchez, Weligton, Antunes
y Camacho; uno casi, Darder, Eliseu –flojito, en todos los aspectos – y en
punta Samu y Juanmi.
Mucha bisoñez en esa
delantera para asustar al Atlético. Por cierto, alguien debería decirle a
Antunes que el campo se termina en el banderín de córner de la parcela en la
que juega el rival. Lo digo porque como nunca pasa de la línea del área grande…
Los ‘Simeone fashion’ saben a lo que van. Sosa faltó a la palabra
dada, el público lo recibió - calentó en la banda - con hostilidad. Es parte
del salario del mercenario. A los ‘Simeone fashion’ le viene bien lo de César:
“Llegué, vi, vencí”, pero con trabajo, agrego, yo.
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