Fue el título de una canción de Julio Iglesias. Por cierto,
bellísima, melosa y dulzona en su estilo más castizo, pero bellísima. Hoy acudo
al título, no por la canción del siempre bronceado por el sol de Miami o por
los rayos esos de la máquina. No. Se lo debo al Día a la Constitución.
Se nos ha hecho grande. Miren por donde. Madrid despertó de
sol y frío. Lo propio de diciembre y la gente se agolpó y vio entrar, desde la
lejanía - como tiene que ser - a los políticos, en el Palacio de las Cortes.
Hay imágenes que, no por conocidas,
dejan a uno indiferente: dentro de unos días, el 22 en el Palacio de Loterías;
ante Jesús de Medinaceli, en el primer viernes de marzo; en la Carrera de San
Jerónimo el 6 del mes de la Pascua...
Me quedo con el segundo renglón del Artículo primero del
Título Preliminar donde afirma que España propugna como valores supremos: “la
libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”
¿Cabe más? ¡Por Dios! Y la quiere reformar. Vamos, como la
mujer guapa que al pasar por la calle hace que la gente vuelva la cabeza y, la
vecina envidiosa, mezquina y mediocre, como puede ponerle muy pocas pegas, va y dice: ‘sí,
sí, está muy bien, pero es muy sosa’.
Si la clase política hubiese sido capaz de desarrollar,
plenamente, uno de los apartados… A esta España si que no la conocería “ni la
madre que la parió” como anunció el ‘artista’ sevillano.
Han ahogado aquellos tiempos de tolerancia y comprensión, el
aire nuevo que renovaba al viciado. Corren
tiempos de corrupción generalizada. Mientras queden becarios para despidos y
culparlos (como si no se supiese del poder ‘enorme’ del becario), y se trampee
para no meter en la cárcel -algunos ya se acercan, como las muñecas de Famosa-
a duqueses y parentelas, esas palabras, serán, bellas pero sólo eso, palabras.
No puede haber dicha completa. La Constitución, se nos ha
ido de “niña a mujer” y se nos ha muerto gente que sí lucharon por ideales de
libertad, justicia, igualdad y pluralismo político. ¿El último? Ayer mismo:
Nelson Mandela. Y nosotros, casi sin darnos cuenta.
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