Cantaba, don Hilarión, en la Verbena de la Paloma: “hoy los
tiempos adelantan que es una barbaridad, que es una barbaridad…” y seguía el
paseo por el Madrid castizo y fiestero, por el Madrid pinturero, por el Madrid
de siempre.
Salta la noticia que en Atapuerca, analizando, el polvo que
cabe en una cucharilla de café han obtenido el ADN de un hombre de hace
cuatrocientos mil años, año arriba, o año abajo que para cuestión de fechas,
tampoco hay que ahondar tanto.
Y digo yo. Si los científicos han conseguido este logro
¿Será muy difícil recomponer los números borrados del ordenador de la UGT
andaluza? Me temo que en cuestión de temas políticos tenemos la batalla y la
guerra perdida. Ya verán que será así.
El trabajo presentado por los estudiosos de Atapuerca es
algo impresionante. Pero como en este país hay tanto que “wert”, para
investigadores y gentes serias, hay poco dinero. Claro eso de gastarlo en
análisis de huesos viejos y luego hablar de Homo heidelbergensis y del
Plesitoceno medio o del tío de Neardental…
¡Es que se les ocurre unas cosas!
Habiendo mariscadas y Caribe de aguas calentitas, y belenes
esteban y crímenes en Galicia y que si no queremos aquí a esos tipos ex
presidiarios (ya me entienden) y rubalcabas
plenos de ‘candidez’ que tienen un parecido…
agarraditos al sillón (¡ay, silloncito que me quieren separar de ti!)…
Y yo con estos pelos. Echo manos a los versos del Maestro
Alcántara: “Bebiendo estoy mi vino y mi pregunta/ penas y dudas. Todo se me
junta / Y Dios da la callada por respuesta”.
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