28 de julio, lunes
"La luna dorada, tu pena y mi pena / Y de
madrugada, soledad morena…"
Escriben los poetas versos, esos versos, a
veces sueltos; otras, encadenados. Expresan los sentimientos más profundos y
recónditos que anidan en el fondo del alma.
La poesía modera, en ocasiones, cuesta
entenderla. Algunas veces parece un “ayuntamiento” de palabras asidas
entre sí. Puede ser que el alma del ser humano de esta primera mitad del siglo
XXI es una sima donde luchan olas internas y eso se plasma en el papel de la
publicación o en el pentagrama de una composición musical que también es
poesía.
Por no sé con qué autoridad autoconcedida algunos
poetas coetáneos se permiten denostar a la poesía popular o menospreciar a
otros que escribieron sus versos, o sea publicaron al amparo de otra luz, en
otro tiempo con unas connotaciones diferentes, muy distintas, en todos los
casos, a la actuales, pero que en fondo era lo que a ellos les brotaba y compartían.
Algo parecido ocurrió, y en cierto modo sigue
ocurriendo con la Copla. Hubo incluso quien la identificó con la época
política vivida en España. (1936-1975). Olvidaron que, en la primera mitad del
siglo XX, en incluso casi coetánea con la generación del 27, excelentes
compositores llenaron un tiempo difícil en la política, en la economía o en el
entendimiento entre los hombres que luego terminó como todos sabemos que acabó.
Por no sé qué arte de birlibirloque a la
Generación más excelsa de poetas del siglo pasado no se le reconoce su honda
conexión con el surrealismo. Se piensa que esa corriente nacida en Francia es
ajena a nosotros. Figuras como Buñuel o Dalí; Altolaguirre, - el controvertido
Hinojosa ¿señorito de izquierdas al que fusila una revolución? - Prados, o
Moreno Villa quedan al margen y prevalecen las de Lorca – también fusilado por
la misma revolución, pero desde la otra orilla - o Alberti sobre ellos cuando,
en fondo, en su estilo y en sus obras eran primeros espadas en la línea de la
poesía o de la expresión visual y plástica. En la música un poco anterior y
cierto modo tutor del 27, está la figura de Manuel de Falla.
No es fácil comprender el mensaje sublime de la
poesía. Mi maestro Manuel Alcántara dejaba muy claro y recomendaba “no usar el
nombre de la poesía en vano”. Hay quién no lo ve así. Esos son otros lópeces.
Han olvidado que “la luna es un pozo chico / las flores no valen nada / lo
que valen son tus brazos / cuando de noche me abrazan”.
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