domingo, 13 de julio de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Almería, tierra del Indalo

 




       Julio, 13 domingo

 

A Almería es la tierra andaluza donde primero llega el sol cada mañana cuando sale por el Oriente. Almería está en ese extremo que a los andaluces nos parece lejano y que tuvo un pasado rico en historia. Los andaluces nos sentimos orgullosa de ella. 

Curiosamente, las dos provincias del extremo, una por donde nace el sol, nos aportó el “Indalo” y la otra por donde se pone, en Tartessos, nos dio las primeras leyes escritas con Argantonio y nos enseñaron a arar con bueyes. Por cierto, el único lugar de la Península Ibérica que se menciona en la Biblia. Es que eso de establecer comercio con el mismismo rey Salomón no está al alcance de cualquiera.

El Indalo, según José Infante, en un trabajo excelente sobre Almería, es la voz con que los iberos del sudeste designaban “al Señor por excelencia, a Dios”. La raíz ibera significa “poderoso” o también “fuerte”. Algunos autores lo identifican como “el invencible” y con un a supremacía sobre hombres y cosas.

A sus caudillos – los de los pueblos que habitaban la tierra de Almería antes del Neolítico – se les conocía como Ibill, Ind-ortes… La figura del “Indalo” aparece por primera vez en la cueva de los letreros, en Vélez Blanco, en la vía que unía lo que hoy entendemos como tierra de Baza con Puerto Lumbreras en Murcia. Una tierra seca y transformada por la mano del hombre en campos de cultivos de almendros y pistachos, pero esa es otra historia.

La figura del Indalo es un hombrecillo que sostiene un arco. Si se tiene en cuenta la figura se puede afirmar que viene como muy poco del Neolítico o puede que incluso un poco anterior. Del interior de las tierras de Almería pasa a la costa, a orillas del mar. En Mojácar era costumbre después de encalar las casas pintar un Indalo en la fachada como “totem” que defendía de las tempestades – a lo mejor por eso llueve tan poco en Almería, vamos digo yo – y del mal de ojo.

Se le consideraba un genio capaz de sostener el Arco Iris por cada un de sus extremos. Desde entonces es símbolo de Almería. Se llega a creer que por su efluvio benéfico la juventud perdura más en este vértice andaluz donde las tierras de Murcia están tan cerca. Yo por si sí o por si no sigo pensando en las aguas esmeraldas del Cabo de Gata rotas por espumas de nácar que son la más bellas, cristalinas y sugerentes que he visto sin que otras de otros mares le hagan la más mínima sombra ¡y miren que en esas tierras las sombras se agradecen!

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