El profesor Rodríguez Becerra me
inculcó el gusanillo de la Antropología; mi espíritu inquieto puso el resto… Esta
mañana acompañado de mi amigo Antonio García Barbeito - ¡qué Exaltación de la
Saeta hizo la noche del Sábado en Arriate – ¡hemos tenido la suerte, con las
primeras luces del alba, de escuchar al pie de la ventana del hotela a los Auroreros de Arriate. El color del cielo
y ellos nos han dicho que ya venía el día… Para soñarlo durante mucho tiempo.
Inolvidable experiencia, querido Pepe. No sé cómo te despertaste tú; yo fui despertándome gradualmente, como si los auroros llegaran desde un camino muy lejano hasta los pies de la cama. Inmediatamente, el recuerdo se fue a la niñez, cuando por mi calle pasaba -¡qué recuerdo!- el Rosario de la Aurora...
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