martes, 1 de abril de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Villablino

 

         


             Valle de la Laciana


Era verano. Valles verdes y mediodía de sol. En las laderas pastaban vacas de pelo castaño. De vez en vez, bocas de minas cerradas. El progreso había determinado que se acaban las explotaciones mineras del carbón…

“Cuando usted vea en el mapa del telediario la estrellita de nieve, ahí debajo estamos nosotros”. Era un restaurante de paso. Estaba en Villablino. La chica, muy atenta, amable como quien tiene la costumbre de trabajar en un par de horas todo el trabajo del día porque era el tiempo que tenía la gente para la comida…

Yo había subido desde Ponferrada por las orillas del Sil. Primero, la Laciana; luego, Babia y por el puerto de Leitariegos busqué Cangas de Narcea. La Cantábrica en toda su expresión. Tierra de belleza única, tierra de soledad y vida dura.

La vida acaba de dar un palo enorme. Villablino hoy está en el mapa no porque el hombre del tiempo haya puesto una estrellita de nieve. No, hoy aparece en los telediarios porque la muerte ha bajado, otra vez, una vez más al fondo de la mina. Ahora no ha sido el carbón. Ha sido la búsqueda del grafito que está en las entrañas del carbón.

Ha segado cinco vidas en la mina de Cerredo. El grisú, otra vez más, el dichoso gas que está allí, que aguarda solapado que burla los controles. No sé tampoco si estaban activados, si eran los necesarios o se precisaban más… - no sé, no sé nada. Ha aparecido declaraciones de vividores del erario público (saben a quienes me refiero) y he pulsado el mando de apagar el sistema. Esa presunta gentuza ahora viene a hacer declaraciones y ponen cara de compungidos.

Pienso en las familias. El dolor, el tremendo dolor que sienten por dentro no habrá desaparecido cuando las bandera ya no ondeen a media asta y se hayan pasado los días de luto ‘oficial”. El dolor, el tremendo dolor virará a una soledad y a un vacío que no se va a llenar de ninguna de las maneras.

El valle seguirá verde en verano; las vacas pastarán en los prados; en la lejanía cencerras… las campanas probablemente, una vez más, doblarán a muerto porque la frágil memoria de los hombres a los que el dolor no les ha desgarrado por dentro, van a seguir pensando que debajo de la tierra en una mina con otro nombre hay un mineral que nos va a hacer ricos. El grisú, ni olvida ni pasa. Estará en espera y otra vez, Villablino o cualquier otro pueblo aparecerá en los telediarios.

 

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