Entre sollozos y casi
compungido, Antonio Pelayo, corresponsal en Roma, en el Telediario de la tarde
Antena 3, hablada del aspecto personal del Papa Francisco que ha muerto hoy, Lo
definía como “cercano”. Descanse en paz. El Espíritu Santo ya sabe a quien
le va a tocar la china…
Estarán ahítos información. La
noticia se venía venir. Pensábamos que no saldría del Gemelli, pero la muerte
tiene caminos que no son los de los humanos.
De momento no voy a hurgar en
lo mismo. Tiro de recuerdos. Era una mañana de primeros de octubre, de 1959. El
niño iba para la Escuela. En el entronque de Carambuco con el Camino Nuevo, se
encuentra con otros niños. Vienen alborozados. “No hay escuela, dicen, ha
muerto el Papa”. El niño regresó a su casa. El Papa se llamaba Pio XII.
Era finales de primaveras de
1963. El muchacho, con otros muchachos de su edad, tenía información a través
de la radio, que el Papa Roncalli, , agonizaba. El mundo gemía en silencio. Las
monjas de Roma, decía la radio, -supongo que la de otros lados, también – rezaban
por él. Era un hombre diferente. Sus padres había sido campesinos pobres de
Soto il Monte....
Cuando supo, en agosto de 1978,
que aquel hombre con una gran carrera diplomática, al que Pio XII había mandado
a Milán porque según decían le faltaba el barniz del paso por una archidiócesis
con peso social como se suponía que
tenía la ciudad alpina, era un hombre muy diferente, al Pablo VI, que la prensa
‘oficialista’ nos había vendido.
Agosto de 1978, el rigor del
calor del verano nos trajo su muerte; en septiembre, la de su sucesor, Albino
Luciani, como el Papa Bueno, Juan XIII, o como el Papa, Sarto, o sea,
San Pío X, - que tuvo como mano derecha, a Merry del Vall, un español desconocido en España –
venía también de Venecia. Juan Pablo I fue visto y no visto.
Los cardenales se plantearon elegir
un Santo Padre pero no un Papa Eterno. Por poco se equivocan. Del Este, de
Cracovia, vino el cardenal, Wojtyla. Juan Pablo II. Un revulsivo. Conocía bien el percal. Su
final, un tormento de ver como intentaban mantener con vida a quien le llegaba
el momento, pero…
El chiste fácil intentó ver en el
Papa Benedicto XVI, lo que no era. Sí era el intelectual que salía del despacho
por las tardes noches de Roma para comprase una pizza, y tomar un poco de aire.
No tenía nada que ver con la persona que alguien o “alguienes”
intentaban vendernos.
Francisco llegó de casi “el
fin del mundo”. Argentino, con mezcla italiana que hablaba español y, además
Jesuita, es decir, de Societatis Jesus, en un mundo muy difícil. Ha
roto algunos moldes. La Historia nos dirá…
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