viernes, 25 de abril de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Reformas

  



 

Abril, 25 viernes.


Andan a la gresca con las quinielas de quién va a ser el nuevo Papa, de cómo deberá comportarse y qué líneas va a seguir. Cada uno cuenta y habla según, en su opinión como es natural. Los que dogmatizan son otra cosa. De entrada, creo que todos, incluido el que escribe, nos equivocamos en dos cosas. Verán, será conservador y progresista. ¿Imposible?

Va a conservar la Doctrina de aquel loco que hablaba en arameo y que se lo ocurrió decir: “amos los unos a los otros como yo os he amado”. Eso lo dijo hace más de dos mil años. Convendrán que algo que perdura tanto tiempo tiene una definición…

Será progresista porque nada está quieto. Todo está en movimiento. Tan es así que hasta los días que solo tienen veinticuatro horas, por detrás le empuja otro, que no sabemos como es pero que indiscutiblemente se diferencia.

La Iglesia, o sea la barca de Pedro, precisa de varias reformas para las que quizá haya llegado ya su tiempo. Es el momento de dar participación activa a la mujer. No estoy hablando de catequesis, colaboraciones… No. Digo que la mujer tiene que llegar al sacerdocio, pero con una formación teológica de Facultad Universitaria. Nada de teología de sacristías.

La Iglesia tiene que reformar la Liturgia. No podemos estar anclados en la misma metodología del Concilio de Trento que se celebró en 1553, año arriba o año abajo. El Vaticano II hizo algo, en aquel tiempo fue mucho pero no era cuestión de cambian el bellísimo gregoriano por guitarreros que vociferan a su aire. Ustedes de me entienden.

El tercer punto es el celibato. Los escándalos – los canallas van a existir siempre – han brotado como setas en otoño. Un celibato elegido con libertad de opción puede quizá ayudar a restaurar heridas provocadas por la soledad. En un momento pudieron, o no, ser lo más deseable.

A todo esto, hay que agregar formación. Ustedes han padecido, hablo obviamente de modo generalizado de homilías inaguantables, ceremonias de tiempos desorbitados. A vecen rayan en la carencia de la mínima notición de administra el tiempo….

Vienen nuevos tiempos. Ahora, una vez más, hay que echar mano al ‘desconocido’ que se llama Espíritu Santo y habrá que pedir con todas las fuerzas de nuestra maltrecha humaidad: Veni creatro Spiritus /  mentes tuorum vista/ imple superna gratia…. (Ven Espíritu Santo / vista las almas de tus fieles / llena de la divina gracia

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