lunes, 7 de abril de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El ángel de Dios

 

 



Dice el Libro que cuando aquellos antepasado nuestros la liaron parda en el lugar bellísimo que criaba flores, daba frutas, los ríos tenían el agua clara y en los árboles cantaban los pájaros, decía, que Dios se presentó como todos los días y les pidió cuentas que, obviamente, no cuadraban. Una, se había pasado de lista; y el otro, de tonto. Dios los puso de patitas en la calle En la puerta del jardín un ángel con una espada de fuego impedía la entrada. Pero no va por ahí la cosa, no.

Dice, también, el Libro, que Yahvé le pidió a Abraham que subiese al monte acompañado de su único hijo Isaac y que allí, una vez en la cumbre, debían ofrecerle un sacrificio. Así lo hicieron. Cuando llegaron al lugar el hijo preguntó que si no había cordero que ofrecer ¿cuál sería el sacrificio? El padre le informó que era él… Se disponía a llevar a cabo la obra, la mano de un ángel se interpuso y le informó que Dios ya estaba satisfecho. Solo quería la prueba. Tampoco es eso.

El Libro cuenta igualmente historias muy bonitas y no trágicas. Tobías, hombre bueno que se había quedado ciego envió a su hijo a cobrar una deuda en un lugar lejano. Por el camino se le unió un ángel que le dio consejos, le ayudo a cruzar el río Tigris y a pescar un pez enorme. Con los despojos del pez curaría a su padre de la ceguera al regreso. Volvió con la deuda cobraba y una esposa. El ángel dijo que se llamaba Rafael y que era uno de los siete que ante Dios imploraba por los hombres buenos.

Los nombres de esos espíritus buenos son: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Jegudiel, Sealtiel y Barachiel. La iglesia ortodoxa agrega el de Jeremiel. Miguel cuentan que venció al diablo, Lucifer, que fue uno que salió rana y fastidió – y sigue fastidiando, el invento -. Gabriel trajo el mejor de los mensajes que pueden traerse. Bajó a una pequeña aldea y le dijo a una muchacha: Bendita tú entre todas las mujeres... Vas a ser Madre de Dios y todo eso que sabemos…

Desde hace un puñado de días. Hay que agregar un nombre a esa lista. Por las tardes, en el parque de mi pueblo, en la "Cancula", juegan los niños, como suelen jugar los niños sin consciencia del peligro, uno, morenillo venido de otras tierras, se dio un golpe de mala manera. Perdió el conocimiento. Su madre se volvía loca…. Entonces Dios que está en todo puso en el mismo sitio un ángel con conocimientos para proporcionar la primera asistencia. Le salvo la vida. Ese ángel que Dios puso en su camino, se llama José Carlos. Y esto pudo ser y así fue…


No hay comentarios:

Publicar un comentario