viernes, 7 de marzo de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Fe

 

                                            



                                                          FE


“Si otros no buscan a Dios / yo no tengo más remedio / me debe una explicación”. Lo escribió el maestro Alcántara. Se lo dedicó (con otros seis versos más) a otro maestro: al maestro Alejo. El que me dijo: “Pepe, al escribir, sujeto, verbo y predicado; adjetivos los menos y si es posible, ni los menos”. En eso sigo, - no sé si lo consigo – pero lo intento.

Hoy, primero viernes de marzo, la gente acude a pedirle al Cristo. Es el Cristo de Medinaceli. Madrid se echa a la calle; de otros sitios también acude mucha gente.  En una ocasión una mujer me dijo que se le piden tres cosas - ninguna material - y siempre concede una. ¿Llevaría razón aquella buena mujer? Yo, esta mañana, le he pedido – le he dado una retahíla – que conceda la que más me convenga. Dicen que a eso se le puede llamar Fe.

No sé si es leyenda urbana o tiene algo de cierta. Un hermano muy devoto y cercano a Jesús del Gran Poder recurría a Él ante una grave enfermedad de su mujer. Dicen que el hombre muy enfadado por no obtener el milagro le dijo al Cristo algo así como que: “no vengo a verte más, hasta que tú vayas a mi casa”.

Pasó el tiempo. Llevan a Jesús a no sé qué sitio. Noche de tormenta imprevista. Se echa a llover. Buscan un refugio donde guarecer de la lluvia a la imagen… Ven luz. Llaman. ¿Quién va? – pregunta una voz desde dentro –, el Gran Poder.  Contestan desde fuera. Lo que vino después es más fácil de adivinar y casi obligan a eso de pensar en los milagros… Dicen que a eso se le puede llamar Fe.

Jueves Santo. Málaga. Tarde serena; en calma. No se mueve una mota. Calle Andrés Pérez en su ensanche antes a desembocar en Carretería... Se pone en marcha la procesión. Un hermano de Viñeros (el Nazareno salía de la cercana iglesia de las Catalinas) había tenido sus más y sus menos con otros hermanos y decide volverle la espalda al Cristo. Por un tiempo se aleja.… Aquella tarde desde un balcón le arroja puñado de buganvillias moradas. No hay aire, pero una bocanada… las vuelve hacia el interior de la casa. El hombre rompe a llorar. ¿Se puede llamar a esto Fe?

Ha comenzado la Cuaresma hace solo unos días. Cuando pase el tiempo de penitencia vendrá la Pascua y aquella escena de los discípulos de Emaús. “Lo conocieron, dice el Evangelio, al cortar el pan”. ¿Se le puede llamar Fe?

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