domingo, 2 de marzo de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Crespúsculo

 

        


El crepúsculo sobre la ciudad se toca con nubes negras. Lentamente se diluye la tarde. Avanzan las sombras. Se encienden luces en las torres, comas en cielo anaranjado, de Miami.

Estoy en South Point Pier. Avanzo despacio por el malecón hasta el final del espigón; las aguas mansas acarician las rocas. De vez en cuando, asoman fugazmente a la superficie peces de lomos oscuros; luego, desaparecen…

Por el lado opuesto miro el horizonte de mar abierto. Allí, al frente, en la lejanía, el Estrecho de Florida. Todo se diluye en ese lugar al que siempre pretendemos llegar y no lo alcanzamos nunca. Más allá, pero no se ve, Cuba.  No hay bruma…

Desde allí se hizo a la mar el viejo pescador. Hacía ochenta y cinco días que no pescaba un pez grande… “Santiago era un viejo pescador que pescaba solo en un esquife en la corriente del Golfo…” Oigo la voz pautada y con el énfasis preciso de Lorenzo que nos leía, cuando caía, también, la tarde lentamente. Era otra tarde, y continuaba: “los primeros cuarenta y cinco días le había acompañado un muchacho…”

Otro muchacho aquellas tardes seguía con la imaginación muy despierta la voz que daba entonación a lo escrito por Hemingway. El muchacho no se llamaba Manolín. Veía desde su interior un mar azul con olas, profundo, muy profundo por donde nadaban unos peces desconocidos bajo sus aguas.

Ahora el muchacho aquel que es casi tan viejo como Santiago, el viejo pescador del esquife sabe que la vida de es un comenback, un regreso contra los pronósticos.

Cae la noche sobre Miami. Un seguridad invita a los que miran el mar a abandonar el espigón. La gente obedece. También lo hacen otros que están tumbados en la arena de Normandy  Shores.

Se cierra la noche. Ocean Dry, la calle más bullanguera de Maimi Beach, es un hormiguero de gente. Abarrotan las terrazas.

- Esta es la casa donde mataron a Versace, me dicen.

- ¿Un ajuste de cuentas?

- No, un pirao. Como a Lennon.

Española Way ocupa dos calles peatonales entre las avenidas Washington y Pennsylvania. Un tesoro que esconde de todo: Art Decó, playas, fiestas…

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