sábado, 15 de marzo de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tierras raras


                                      


 

Desde hace unos días es frecuente escuchar el término: “tierras raras”. Todo viene por ese reparto de la túnica de Ucrania tras la crucifixión de la guerra. Los rusos quieren la salida al mar por la Península de Crimea y, además, otras ciudades; los norteamericanos, las “tierras raras”.

Esas tierras poseen minerales de nombres no usuales que suenan a chino  - por la teta les va - pero vitales para tecnología que viene y que se va a imponer de aquí a unos años.

En España, dicen, que hay tierras con esos minerales, las sierras Alpujarrides de Málaga, en el Cabo de Gata y en otros puntos de Andalucía aunque donde más aparecen es en la provincia de Cáceres. A lo mejor les va a llegar a los extremeños algo más importante y que no solo sean vejaciones y palos. En fin. Cuestión de tiempo.

En España de eso de expolio de la riqueza sabemos un poco. La memoria que en nuestro país flaquea en ocasiones más de la cuenta hemos olvidado que los romanos extraían oro de Las Médulas leonesas y estuvieron explotándolas hasta que les dejaron de ser rentables. Me imagino a qué grado llegaron cuando no pagaban mano de obra porque eran esclavos quienes hacían el trabajo.

Mucho después los capitales extranjeros se lo llevaron también de Rodalquilar en Almería y el hierro de las sierras del Oriente andaluz. Pienso ahora en los ingleses que lo extraían de la Sierras de los Filabres, en el Alto Almazora o en el Alquife en Almería.

Donde más se enriquecieron los hijos de la Gran Bretaña fue en Río Tinto y Nerva. Llegaron a finales del siglo XIX. La explotación – en toda la extensión de la palabra, enorme – hasta el punto que vivían en poblados fabricados a su modo y antojo para no mezclarse con la población de la zona.

Claro que no todo fue explotación. Nos trajeron, además de un modo de vida diferente, un deporte que comenzaba a desarrollarse, el fútbol, y así nosotros más de un siglo después podemos discutir hasta la extenuación si el muchacho tocó dos veces el balón – en este caso con los dos pies – y por consiguiente va contra las reglas del juego y estaba bien o mal anulado el gol.

Veremos si no vienen algunos espabilados y se llevan el beneficio de nuestras “tierras raras”, mientras el mundo va como va sin hacer caso a que el sol sale cada día y sigue vigente aquello de si son galgos o podencos; si tirios o troyanos…

 

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