Embalse de los Bermejales en primavera. Arenas del Rey (Granada)
6 de octubre, domingo. En Alhama – de Granada, por más señas – pregunta por el pantano de los
Bermejales. Te dirán: “Más adelante, a la derecha, porque la de la izquierda lo
lleva, por Buenavista, a Granada”. Gracias.
Ocupa - el pantano - el fondo de un valle circundado por pespuntes de pinos
y rodeado de tierras de labor. Las aguas, si el viento viene del norte, son
azules y reflejan la pureza del cielo.
La carretera bordea, de lejos, el embalse. Haz parada en la cantina. Toma
algo y observa. Cuando yo, - era a finales de primavera - un paisano
interrogaba al muchacho que atiende desde detrás de la barra y se interesaba
por si el abuelo - el del muchacho -
había sacado ya el avenate, y contestó que sí, y que si lo había alpacado,
y dijo que a medias, y que si había vendido alguna alpaca, y qué a cómo
ha roto el precio, y el otro, que no sabe.
(Sospeché que no le decía la verdad y que, al paisano, le ocupaban otros
asuntos)
Después de un largo silencio, y en voz alta, como quien avisa a navegantes,
informó:
- “Es que tengo un pocuelo que
vender”.
Al igual, en momentos como ese sientes - a mí me ocurre, a veces, -
satisfacción por ver confirmadas las sospechas... Y si además, de sopetón, se
te dirigen y te lanzan:
- ‘Tengo una buena partida, ¿usted la quiere?’
- No, señor, no me dedico a estos menesteres.
Rodea el pantano. Hacia el otro lado de la orilla - puedes dejarlos para
otro día - Arenas del Rey, Fornes y Játar. Los tres sufrieron las secuelas del
terremoto de Alhama, 25 de diciembre de 1884... Arenas se reconstruyó con
fondos aportados desde toda España y del propio Alfonso XII, y de ahí la
composición del nombre; Játar con aportaciones de la prensa de Barcelona (Por
lo que no te extrañarán calles rotuladas con topónimos catalanes).
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