lunes, 21 de octubre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Entre Sevilla y Colliure

 

                         


 Tumba de don Antonio Machado. Colliure (Francia)


­21 de octubre, lunes. Dicen los papeles que era febrero, 22 por más señas, y hacía frío, y que usted murió de soledad y tristeza. No era viejo en el cuerpo -64 años- pero sí por dentro. Palos y más palos. De los que van al alma que son los que más duelen y achancan.

Usted había dejado escrito: “Y, cuando llegué el último viaje / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar / me encontraréis a bordo ligero de equipaje / casi desnudo, como los hijos de la mar”. Y sólo.

Ahora, hoy, por más señas, el Rey de España, don Felipe VI (ya ve, don Antonio, usted Republicano y S.M. inaugurando una magna sobre: “Los Machado. Retrato de Familia, en la Fábrica de Artillería de Sevilla).

Recoge fondos de la Fundación Unicaja, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes, fondos del Museo del Prado, Universidad y Ayuntamiento de Sevilla… La exposición va estar abierta hasta el 22 de diciembre. Luego, pasará por Madrid y Burgos.

Dice, Alfonso Guerra, uno de los dos comisarios que esta Exposición va a desmontar bulos. Va a quedar claro que no había dos poetas, un Machado bueno, usted, don Antonio; y otro, malo, su hermano Manuel; va a quedar palmario que entre ustedes dos la poesía alcanzó unas cotas muy elevadas y que nunca, a pesar de las discrepancias política, existió la discrepancia y separación. Su familia (sus abuelos, su padre Demófilo y ustedes aportaron mucho a la cultura de este país nuestro llamado España).

Es de justicia recordar los versos de su hermano Manuel: Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron /-soy de la raza mora, vieja amiga del Sol,/ que todo lo ganaron y todo lo perdieron. /Tengo el alma de nardo del árabe español.”

Escribo estas líneas, una mañana soleada de otoño. Aquí en el Sur del Sur tan lejos en la distancia de donde usted reposa, pienso que aún existe una España que bosteza y que es amante de Frascuelo y de María y que anda buscando escaleras. No sopla todavía la tramontana fría en Colliure, pero tienen toda la vigencia aquello que usted dejó escrito:Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, / y un huerto claro donde madura el limonero;/ mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; / mi historia, algunos casos que recordar no quiero.”.

Otro día hablaremos de Leonor, de Soria, de Baeza, de Guiomar…Sus versos - de los dos - esperan en hojas ajadas por el paso del tiempo en los libros; su poesía – de los dos – aguardan volver a ser bálsamo de almas…

 

 

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