1 de
octubre, martes. El otoño está llegando a Castilla por donde viene siempre,
o sea, por el curso de los ríos. Las choperas se visten de oro viejo; algunas muestran
sus ramas desnudas. Esperan los fríos que no tardarán mucho.
El
viajero subió a la Meseta por la Ruta de la Plata. En Salamanca hizo un giro.
Cruzó el Tormes. Venía azul y plácido; venía tranquilo como lo veía don Miguel,
don Miguel de Unamuno, “De Salamanca cristalino espejo / retrata luego sus
doradas torres, /pasa solemne, bajo el puente viejo…”
Simancas
encierra los tesoros de los Documentos en su Archivo General; Tordesillas, el
recuerdo de Doña Juana. Comuneros y tierras en pie de guerra contra Carlos,
hijo y Emperador de un Imperio que dominaba el mundo; Castilla, sublevada. “Morados
pendones viejos/ violados de tanta espera”.
El
viajero ve indicadores para Dueñas y Venta de Baños y recuerda el nudo
ferroviario por el que pasó una noche, de madrugada, en un tren con máquina de
vapor, cuando era muchacho y ya gustaba
de ver y empaparse de otras tierras. Entra en Palencia – donde estuvo la
primera Universidad de España – por la avenida de Valladolid y por Modesto
Lafuente y Manuel Rivera llega a Casado del Alisal donde tiene apalabrado
alojamiento.
Se echa
la noche. Se lanza a la calle. En la glorieta de San Lázaro gira a la derecha.
Baja por la calle Burgos, entra porque aún está abierto (un puñado de mujeres
rezan el rosario) en el monasterio de Santa Clara. La historia salta a la
vista. Siglo XIII, Cristo yacente de regular gusto, terrorífico; sepulcros en
mármol de los fundadores. Deja a las personas en sus cosas…
Luego,
sigue hasta la Catedral de San Antolín porque en Palencia le dedican su
catedral a San Antolín. El nombre de la calle, Jorge Manrique, evoca al poeta: “recuerde
el alma dormida, / avive el seso e despierte / contemplando…”
Sobre
los pináculos del templo, en los aleros del tejado, en las torres, las
cigüeñas, espaciadas entre sí, esperan que pase la noche. ¿Tendrán hecho ya el
equipaje?
Deambulo,
sin rumbo fijo, pregunto “¿calle Don Sancho? Barbeito me había recomendado “No
te vengas sin probar los torreznos sorianos de Lucio”. Le hago caso. Al maestro
siempre hay que hacerle caso. Lo compruebo. El maestro lleva toda la razón del
mundo; Susana, me dijo casi lo mismo, pero con las tortillas de patatas de La
Encina. ¡Increíbles!
Salgo a
la calle. Ahora, - 9º - para mí, sí hace frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario