martes, 22 de octubre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Larios


                           


                          Calle Larios. Málaga.


22 de octubre, martes. Para avenida le falta distancia, anchura, cielo…; para calle, le sobra belleza, primor y embelesamiento. Larios, su nombre calle del Marqués de Larios, el II para más señas; en la República, calle 14 de abril. Ya se sabe, no hay nada que perdure menos que cuando se le cambia el nombre a una calle.

La cosa, de viejo. Málaga era un dédalo de callejuelas inmundas, infestas y llenas de mugre. Las epidemias, a la orden del día. El puerto al alcance de la mano. Por las calles el viento se volvía en las esquinas y el agua ni corría ni tenía pensamiento de hacerlo. Las infecciones estaban servidas.

Entre los facultativos que tenían que ver con la sanidad determinaron que había que limpiar a fondo. Tenía que venir el aire del mar o de la sierra. En las calles pico, pala, espiocha y derribo. Tenían que imponerse.

José de Sancha, el encargado de trazar las nuevas líneas de la ciudad. Un eje, una calle debía cruzar la ciudad y a sus lados vendría todo el desarrollo soñado.

Strachan se inspiró en la Escuela de Chicago. Una arquitectura simétrica. Edificios de alturas similares y chaflanes redondeados donde ya no tendría que volverse en el aire. El eje debería llegar del mar a a Capuchinos… Pero, ¡ay! en Málaga somos así. La torre de la catedral se quedó a medias; los muros del río no se subieron lo suficiente y cada vez que al Guadalmedina le venía en ganas llenaba de barro y muerte la Trinidad, el Perchel y la orilla de este lado de río… y, la calle, claro, la calle no pasó de la Plaza de la Constitución.

Se buscó dinero. Alarcón Lujan, el alcalde, crea una sociedad con un capital de un millón de pesetas, acciones a veinticinco mil… No se cubre. Unos no quieren; otros no pueden y quien ni lo uno, ni lo otro. Los Larios acuden y se hacen con el grueso. El pueblo eso no lo ve con buenos ojos. Tan es así que en la inauguración de la calle no acude nadie de la familia: todos están en el exilio.

No llega al medio kilómetro, dicen que los alquileres están entre los tres más caros de España y entre los cincuenta de Europa. Coqueta, armoniosa y preciosa. El maestro Alcántara decía que cuando el Cristo de la Buena Muerte dio las tres voces lo escucharon en Santo Domingo, en las tinieblas y en la legión y que en los atardeceres del Jueves Santo es el broche de la calle…

 

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