miércoles, 15 de febrero de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Poesía hecha cal

 


                                       

 

                               Foto. Juan Blanco

 

15 de febrero, miércoles. Decía don Antonio Machado que había recorrido muchos caminos y había atracado en cien riberas. Don Antonio nos enseñó muchas cosas. Tantas, que a veces, uno cuando se sienta a escribir se acerca, como es el caso, y bebe el agua de su fuente.

Se busca en las tierras distantes eso que está tan a pedir de mano que se olvida. Decía el tópico que árbol no dejaba ver el bosque. Es verdad. Lo más próximo frena la vista y no se valora todo lo que la naturaleza unas veces; otras, los hombres nos ponen en la puerta de la casa y creemos que hay que ir a descubrir el dorado, sin saber, que existe algo que nos ofrece tanto o más que esas promesas de lugares remotos.

Álora es un pueblo blanco, de orografía casi imposible que se baja como un chorreo de poesía desde el monte al río y deja pinceladas únicas que solo con abrir los ojos de manera sosegada nos dan sensación de paz, de belleza, de algo que pude parecerse a otros sitios, pero da igual porque ella en sí tiene tanto que puede satisfacer con creces. ¿A qué no exagero si digo que es cal hecha poesía?

Casi siempre un cielo azul. Cuando sopla el aire de levante se llena de hilachos sueltos, como si a los ángeles cuando salen al recreo se le hubiesen perdido algunas plumas; cuando el viento es del norte, entonces el cielo está limpio… Si sopla de poniente se viste con un manto de lluvia que cuando descarga – el maestro Barbeito, dice que entonces, Dios toca el arpa – llena de felicidad a la tierra y a su gente.

Dijo Juan Ramón que el pueblo - éste y todos, claro - se haría nuevo cada año. Aquí por mor de su enclave lo tiene difícil. Sortea cerros: el de las Torres donde comenzó; luego, el del Calvario o el de las Viñas. Por poniente, el Hacho le pone freno y sólo lo deja crecer hacia el norte. Entonces, él se escapa y por el Tajo de Quera se baja al rio….

Ese río viene de lejos. Nos hemos empeñado en ensuciarlo y en tratarlo mal, pero él nos da el agua que bebemos y fertiliza las tierras de la vega para que nos den sus frutos… Ya ven todo que parece tan tejano y todo tan a pedir de mano…

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