Parque de Málaga.
9 de febrero, 2023. Desde
las palmeras del parque las gaviotas, en sus ratos de recreo, veían como
entraban los barcos o salían desde la bahía hacia el mar abierto. Un pitido
lejano anunciaba la partida; un murmullo de gente, decía que “el Melillero”
había vaciado su interior después de una noche de travesía.
“Esto no es un parque – me dijo
en una ocasión un amigo forastero con quien paseaba al amparo de sus sombras
una mañana de verano – esto es un jardín botánico”. Le dije que sí y esbocé una
sonrisa por dentro. Los malagueños, hartos de aguantar comparaciones,
agradecemos esa palabra amable que trae reconocimiento.
El parque de Málaga fue un anhelo
de Cánovas que soñó muchas cosas: una monarquía parlamentaria a imitación de
las que imperaban por Europa; una España en paz consigo misma; un progreso de
la gente que venía de demasiadas carencias; un parque, en terreno arrebatado al
mar, para su ciudad … Nada de eso vio Cánovas. Una bala certera acabó con su
vida. Necia y estúpida manera de eliminar al que consideramos un enemigo.
El parque se proyectó, después
de acceder Isabel II a la cesión de los terrenos, sobre el espacio que, desde Gibralfaro, Málaga
había arrebatado al mar. Lo empujaron -al mar - hacia fuera y allí, Guerrero
Strachan, el arquitecto de los Larios tiró líneas y buen gusto y diseñó un
recinto con una paseo central y dos laterales con fuentes, estatuas, rotondas,
espacios de sombras….
Decenas de palmeras traídas
desde los lugares más lejanos – no hay que olvidar que al puerto arribaban
barcos que venían de tierras muy distantes – con caléndulas, cedros, dragos,
araucarias, laureles, palos borrachos, acacias, bambúes, plátanos, yucas…
En uno de sus laterales Málaga,
en los años veinte, construyó su Ayuntamiento, un imponente edificio
neobarroco, con cuatro torres esquinadas que no desentona con el entorno; un
edificio para Correos que hoy ocupa el Rectorado de la Universidad y el Banco
de España.
Al final del parque la Plaza de
Torrijos que recuerda tiempos de lucha por la Libertad y la muerte que esperaba
al amanecer en la otra punta, en la Playa de San Andrés y la fuente de las Tres
Gracias, y el Hospital Noble y la Malagueta y….
Suspiro tropical del Parque.
Lugar de ensueño y umbrías donde cantan los pájaros, donde en ocasiones uno
evoca un tiempo que fue…
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