viernes, 17 de febrero de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Primavera

 



                    Río Guadalquivir. La Puebla del Río.

 

17 de febrero, viernes. Dicen que la han visto por las riberas de Triana cuando el corazón palpita en sueños y del alma se escapan, a modo de suspiros, los versos. Versos de Bécquer, de Barbeito… Ellos cantaron al amor cuando el amor era algo casi tan inalcanzables como hacer realidad los sueños.

Dicen que la han visto por aquellas calles donde Belmonte jugaba al toro mientras, a los lejos, al Giralda se las andaba por si había que hacer un quite con un capote de aire. Juan, le dijeron un día, estás en la gloria, en la cumbre, solo te falta que te mate un toro en la plaza, y sin inmutarse, él que le decía toro, “quítate tú, porque yo no me quito”, ese, precisamente ese, respondió: “se hará lo que se pueda”.

Dicen que la han visto en las flores de los almendros que han espurreado de nieve Los Lagares y el Cerro de las Torres y los lugares escondidos donde ellos, al amparo de lunas y noches de escarcha han ido pasado el invierno…

Dicen que la han visto en los caminos entre olivares que pespuntean en tallos tiernos y exhalan el sabor de la sabia que llevan dentro para que cuando pasen unas lunas, de marzo, de abril, de mayo, de junio… y sean aceitunas como perlas engarzadas en las puntas de sus ramas.

Dicen que la han visto en los brotes de los rosales que serán rosas nuevas y en una noche de abril serán pasión y suspiro y amor derramado no se sabe porqué arte de birlibirloque adelantándose a los jazmines y a los claveles y a los tallos de romero, y a las flores de retamas que titilan con el viento.

Dicen que la han visto por la Puebla, y espera que Morante una tarde de gloria, abra la capa y entonces, solo entonces, con una media se baje a la tierra, el cielo y ella que ha vestido de lila – bueno comienza a vestir – los jacarandas de la ribera diga que esa media también es suya.

Sueña el río con lirios en la orilla mientras sus aguas buscan la mar cercana para ser ambos dos, uno, solo uno, sin que nadie pueda decir hasta dónde llega el mar o hasta donde se adentra el río, y se pierde y le entrega sus sueños de primavera nueva.

Siempre igual, siempre ella. Primavera que llama ya a la puerta y se deja sentir con caricias eternas…

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