Río Guadalquivir. La Puebla del Río.
17 de febrero, viernes. Dicen que
la han visto por las riberas de Triana cuando el corazón palpita en sueños y del
alma se escapan, a modo de suspiros, los versos. Versos de Bécquer, de Barbeito…
Ellos cantaron al amor cuando el amor era algo casi tan inalcanzables como
hacer realidad los sueños.
Dicen que la han visto por
aquellas calles donde Belmonte jugaba al toro mientras, a los lejos, al Giralda se las andaba por si había que hacer un quite con un capote de aire. Juan, le
dijeron un día, estás en la gloria, en la cumbre, solo te falta que te mate un
toro en la plaza, y sin inmutarse, él que le decía toro, “quítate tú, porque yo
no me quito”, ese, precisamente ese, respondió: “se hará lo que se pueda”.
Dicen que la han visto en las
flores de los almendros que han espurreado de nieve Los Lagares y el Cerro de
las Torres y los lugares escondidos donde ellos, al amparo de lunas y noches de
escarcha han ido pasado el invierno…
Dicen que la han visto en los
caminos entre olivares que pespuntean en tallos tiernos y exhalan el sabor de
la sabia que llevan dentro para que cuando pasen unas lunas, de marzo, de abril,
de mayo, de junio… y sean aceitunas como perlas engarzadas en las puntas de sus
ramas.
Dicen que la han visto en los
brotes de los rosales que serán rosas nuevas y en una noche de abril serán
pasión y suspiro y amor derramado no se sabe porqué arte de birlibirloque adelantándose
a los jazmines y a los claveles y a los tallos de romero, y a las flores de
retamas que titilan con el viento.
Dicen que la han visto por la
Puebla, y espera que Morante una tarde de gloria, abra la capa y entonces, solo
entonces, con una media se baje a la tierra, el cielo y ella que ha vestido de
lila – bueno comienza a vestir – los jacarandas de la ribera diga que esa media
también es suya.
Sueña el río con lirios en la orilla
mientras sus aguas buscan la mar cercana para ser ambos dos, uno, solo uno, sin
que nadie pueda decir hasta dónde llega el mar o hasta donde se adentra el río,
y se pierde y le entrega sus sueños de primavera nueva.
Siempre igual, siempre ella.
Primavera que llama ya a la puerta y se deja sentir con caricias eternas…
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