Todo ocurrió hace un tiempo recién
llegado al nuevo destino en una parroquia
de un barrio histórico. La iglesia, emblema de una comunidad de mucha
importancia, en otro tiempo cercana al Guadalmedina, que periódicamente,
arrasaba sus lugares colindantes. Las campanas de la catedral entonces, anunciaban
riada y luego, Málaga se vestía de
luto...
Ya están controladas las riadas. Ahora
el barrio sufre otra riada imparable, la
del progreso. Adelantado el tipismo y los tópicos, lucha por sobrevivir.
Un mendigo pedía en el cancel de
la iglesia. El cura nuevo se acerca a él. El indigente le pregunta si puede
seguir…¡pidiendo! Le dice que sí. Se interesa por su vida. Se entera que no
tiene a nadie y sufre un cáncer de colon avanzado, muy adelantado…
Habló con los Hermanos de San
Juan de Dios. Le dan acogida. El hombre, un día deja de acudir a pedir la
limosna. Pregunta por él. “Está en fase terminal, le dicen… Hace gestiones: habla
con alguien responsable del parque (¡qué eufemismo! ¿verdad?) cementerio ante
lo que viene, le expone el problema y la necesidad de una incineración inminente.
Respuesta: “sin problema”.
Habla con el Hermano Mayor. Su
Congregación alberga un columbario. Necesita una cogida para las cenizas que vendrán...
El Hermano Mayor, contesta: “sin problema”.
Suena el teléfono:
-
Tu amigo,
le dice una voz al otro lado, ha muerto…
-
Estoy en un acto, contesta. En cuanto acabe, me
acerco.
Termina, va a San Juan de Dios,
recoge el cadáver del mendigo y lo lleva a la parroquia. Se vela en la capilla
de la Virgen del Rosario, titular del templo. Tras las exequias se siguen los
trámites…
Para quien quiera saber, la parroquia, Santo Domingo en El Perchel
malagueño; la Congregación, Mena, la del Cristo de la Buena Muerte, Aquel de
quien el maestro Alcántara dijo que
“cuando dio las tres voces lo oyeron en Santo Domingo, en las tinieblas y en la
Legión” y a quien no había “que pedirle
cosas no para el trayecto, sino para el final…”
Recobra sentido lo de "Porque tuve hambre, y me disteis
de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis…”
El cura tiene nombre y apellidos
(adrede los omito), es un tío muy normal. Esta mañana me lo encontré por la
calle: “Adónde vas? le pregunté, “A pelarme..”, me respondió.
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