domingo, 8 de noviembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El cura

 

 

                                 


Todo ocurrió hace un tiempo recién llegado al nuevo destino en  una parroquia de un barrio histórico. La iglesia, emblema de una comunidad de mucha importancia, en otro tiempo cercana al Guadalmedina, que periódicamente, arrasaba sus lugares colindantes. Las campanas de la catedral entonces, anunciaban riada y luego,  Málaga se vestía de luto...

Ya están controladas las riadas. Ahora el barrio sufre otra riada  imparable, la del progreso. Adelantado el tipismo y los tópicos, lucha por sobrevivir.

Un mendigo pedía en el cancel de la iglesia. El cura nuevo se acerca a él. El indigente le pregunta si puede seguir…¡pidiendo! Le dice que sí. Se interesa por su vida. Se entera que no tiene a nadie y sufre un cáncer de colon avanzado, muy adelantado…

Habló con los Hermanos de San Juan de Dios. Le dan acogida. El hombre, un día deja de acudir a pedir la limosna. Pregunta por él. “Está en fase terminal, le dicen… Hace gestiones: habla con alguien responsable del parque (¡qué eufemismo! ¿verdad?) cementerio ante lo que viene, le expone el problema y la necesidad de una incineración inminente. Respuesta: “sin problema”.

Habla con el Hermano Mayor. Su Congregación alberga un columbario. Necesita una cogida para las cenizas que vendrán... El Hermano Mayor, contesta: “sin problema”.

Suena el teléfono:

-          Tu amigo, le dice una voz al otro lado, ha muerto…

-         Estoy en un acto, contesta. En cuanto acabe, me acerco.

Termina, va a San Juan de Dios, recoge el cadáver del mendigo y lo lleva a la parroquia. Se vela en la capilla de la Virgen del Rosario, titular del templo. Tras las exequias se siguen los trámites…

Para quien quiera saber,  la parroquia, Santo Domingo en El Perchel malagueño; la Congregación, Mena, la del Cristo de la Buena Muerte, Aquel de quien el maestro Alcántara dijo  que “cuando dio las tres voces lo oyeron en Santo Domingo, en las tinieblas y en la Legión” y  a quien no había “que pedirle cosas no para el trayecto, sino para el final…”

Recobra sentido lo de "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis…”

El cura tiene nombre y apellidos (adrede los omito), es un tío muy normal. Esta mañana me lo encontré por la calle: “Adónde vas? le pregunté, “A pelarme..”, me respondió.


 

 

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