martes, 3 de noviembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. A las espaldas de Alcaparaín

 

 

 


Es el tiempo propio. Hay pocas cosas más bellas que el sol dorado de una tarde de otoño. Si el día está claro, el cielo azul te invita a soñar, si está encapotado, en cualquier momento puede aparecer el chaparrón, entonces párate. No hay cosa que supere algo tan extraordinario como escuchar la lluvia cuando cae sobre el campo.

 

Como el otoño está duro, las sementeras aún no han sacado su manto verde. Otras en cambio,  en barbecho piden la reja que entierre la semilla. Ahora ya lo sabes, hay trigos de ciclos cortos, que no necesitan estar tanto tiempo con la capa de tierra encima… No olvides el refrán: “Por San Andrés ni a tu padre se las des, ni quince días antes, ni quince días después.

 

Por entre Sierra Prieta y Alcaparaín, - por el puerto  Martínez, después de pasar Casarabonela y donde nace el arroyo Corbones -, va la carretera que busca el Turón. Es la antigua Cañada Real de Ronda a Málaga.  Al otro lado (no se ve el Pico del Grajo)  y el camino de Cañete.  Es un frente montañoso en el que predomina la caliza y el pinar, telón de fondo entre el Valle del Guadalhorce del que lo separa el promontorio de La Robla, rodeado de olivares y tierras de labor.

 

Deja lo que en otros tiempos se llamó la Garbia, “ tierras al oeste”, y como el que hace un regate vuelve - aunque por poco tiempo - otra vez a estribaciones de Serranía.

 

La carretera, (a cualquier cosa se le llama así ) serpentea y baja junto al arroyo de las Doncellas, que dora las choperas. Han sembrado olivares que crecen con la frondosidad de lo nuevo y han salpicado la ladera de casas pequeñas. Cuando llegues abajo, o sea al Turón, tienes dos opciones: a la derecha, hacia Ardales; a la izquierda, a El Burgo. Como todos los caminos conducen a Roma, allí también podrás ir buscando otras opciones, pero eso, si te parece, para otro día.

 

No te vas a encontrar a nadie - salvo algún pastor que se las anda con las ovejas -  el camino es una gozada de soledad y campo.

 

Echa un rato a orillas del río. No es profundo. Va de aguas claras antes que lo engulla el pantano y tiene más de arroyo claro y sereno que de otra cosa…


 

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