Ellos no lo saben. Ellos que
saben de casi todo lo que pasa en la huerta, no lo saben. Verán. Me refiero a
los mirlos. Son listos, listísimos. Saben que debajo de la capa de estiércol
que cubre las rabanillas, se las andan unos bichitos (insectos minúsculos) y
entonces van y escarban y lo ponen todo hecho unos zorros y se los comen…
Pero esto no lo saben. Esta
mañana – las hojas mojadas - estaban empleados en el caqui, bueno, en el caqui
no, en los frutos del caqui, al acercarme han salido en estampida y graznando,
asustados.
Yo solo pretendía decirles que en
el siglo VIII ya se cultivaban muy lejos, muy lejos de aquí, en China, que
ahora está tan de moda aunque esté tan distante, y que luego, pasaron a
cultivarlo en Japón, y después en Estados Unidos, los del norte, que también
ahora está muy de moda, y de allí vinieron a España.
Bueno, algunos hicieron el camino
por el otro lado, por el Oriente Medio – ese por una u otra cosa, también está
de moda casi siempre – tan de moda, que desde allí vinieron los Reyes Magos que
este año lo tiene difícil porque no se puede salir de noche, porque no pueden
ir más de seis juntos y ellos llevan una caravana, entre pajes, camelleros y
los que guardan en las mochilas las
direcciones de las casas donde tiene que llegar…
En Israel, el destino que en un
principio tenían los Tres de Oriente, mutaron el caqui que venía de más lejos
que los Reyes y como se ponía blando al madurarse y no era fácil de transportar
y ellos, los israelitas, son tan comerciantes, pues se sacaron el Sharoni…
Los israelitas no contaron con
los valencianos que en la Ribera del Júcar
sacaron el ‘pérsimon’…. Los valencianos son unos linces para
muchas cosas y para eso de los mercados también. ¡Qué grandes recuerdos tengo
de mis amigos José María Planells y Paco Borrás, que de químico pasó a vender
hortalizas y frutas al por mayor!
El caqui es buenísimo para la
salud. Tiene vitamina A, C, tanino ( que lo hace astringente) y da color, un
bellísimo color a los días de otoño, porque cuando está maduro, vira de
anaranjado a rojo… Eso, cuando está maduro, si lo saben bien los mirlos de mi casa.
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