Hoy, el día ha comenzado con buen
pie. Me llegan por arte de birlibirloque, unos textos referentes al vino.
Dicen, entre otras cosas, que la primera información sobre el vino, se recoge
hace 5.400 años a.C. (Tampoco es cuestión de ponerse a averiguar si lo
descubrieron por la mañana o por tarde). Todo fue en el monte Zagros, en Irak.
Siguen con citas de Platón, de
Tucídides, de Séneca…Son textos de una profundidad y una enjundia propia de las
mentes de donde salieron, y que luego, a través del paso de los años, han
seguido con total vigencia.
Me viene a la mente nuestro
simpar Lazarillo de Tormes. Recuerdo cuando
dice: ‘Usaba poner cabe sí un jarrillo de buen vino cuando comíamos….’ Van camino de Almorox. Están sentados
junto a un vallado, comparten un racimo de uvas regaladas y el ciego le propone
el trato de comer una a una. Después muda de propósito y… El lazarillo que lo
observa, come a cuantas se les venían a sus manos.
-
‘Lázaro engañado me has…’ dijo el
ciego
El mozo, sorprendido pregunta:
-
‘Y, ¿en qué lo conocisteis vos?’
-
En que yo comía dos a dos y tú callabas…
Cuenta el muchacho que él, le
robaba el vino del jarrillo, dándole ‘tientos callados’ y lo volvía a
poner en su sitio con sigilo, y que luego, cuando el ciego sospechó algo, ya no
lo soltaba de la mano, pero él, muy pillo, se armó de una pajita larga y
chupaba y chupaba hasta agotárselo. El ciego, que podría carecer de vista, pero
no de inteligencia, optó por poner la mano encima a modo de tapón y no soltarlo
en ningún momento…
Y el lazarillo, que estaba
empicado al vino y le gustaba casi tanto como a los chivos la leche, cuenta que
le hizo un agujero, le ponía cera que con el calor de la lumbre se derretía y
él fingiendo tener frío, se acurrucaba entre sus piernas….Y dice con toda la
franqueza del mundo: ‘maldita la gota que perdía’.
El ciego lo descubrió. No dijo nada.
Un día elevó el jarro al cielo, y con todas sus fuerzas lo estrelló contra la
cabeza del rapaz y lo hizo añicos… Y con un recochineo propio de quien encierra
mucho, lavó las heridas y le dijo:
-
‘Lázaro, lo que te enfermó te cura y da
salud’.
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