martes, 26 de julio de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Efímero

Georgie Dann nació en París. Estudió música y se vino a España. Era la España que se abría a muchas cosas. Él se especializó en un tipo de canción entre la frivolidad y el poco fuste. La gente las cantaba con una de tintorros de garrafón y en la alegría bullanguera de una noche de fiesta. Se llamó la canción del verano.

Aquellos pegadizos estribillos llenaron las vacaciones de los años setenta y ochenta. Media España; la otra, casi también, cantaba, “El bimbó”, “Carnaval, carnaval” - aunque no era el tiempo -, “Mi cafetal”, o simplemente se preguntaba qué era lo que tenía el negro… Todo fue efímero.

Chiquito de Calzá tuvo un éxito tan efímero como largo había sido el camino hasta llegar para alcanzarlo. Toda una vida de palmero en tablaos de distinto pelo. Como cantaor abría la boca y… poco más. Como gracia, Dios se la había dado a raudales…

Noche de juerga. El espabilado de turno que se hace le lipendi para no pargarle: “Mañana te veo, Chiquito”. Y el hombre que estaba a la que saltaba: “¿Te pasa algo en la vista? ¿Es que no me ves ahora?

Cuatro hermanas, de apellido Muñoz, tomaron un nombre artístico casi de hamburguesería americana cercana a eso que los carcas llamamos ‘burriquín’.  Sitios de comida ligera, mucha mostaza y salsa edulcorada parecida al tomate: ketchup.

La canción, Aserejé, éxito mundial.  Vendieron más de siete millones de discos y su estilo había que encuadrarlo en algo que fuese distinto a todo lo que circulaba por el mundo del arte. Todo propio y efímero, se llamó ‘europop’. ¡Ahí queda eso!

Manuel Jesús Rodríguez viene de la obra; de la obra de la albañilería – vayamos a confusiones – de cuando un peón de albañil ganaba más que un ingeniero industrial. La gente cantó Opá, yo viazé un corrá. Sutil como un bocadillo de bellotas… Su gloria efímera; en You tube más de veintiún millones de visiones. ¿Cómo le ponemos al niño? El Koala.


Efímera es la flor del cactus y el paso de  meteoritos en las noches de verano: los llaman estrellas fugaces; efímeros son los sueños que llenan la ilusión y hacen que se vea el mundo de otra manera, y la gloria de una media de Morante en una tarde de sol y moscas…

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