“El óxido sembró cristal y níquel…” Lo escribió
Federico. Lloraba la muerte de su amigo Ignacio. Aquella tarde de agosto,
Ignacio Sánchez Mejías, sustituía a Domingo Ortega, hizo el paseíllo en Manzanares. Granadino ‘pequeño, manso y astifino’…
lo que vino después ya se sabe.
Teruel está en un lugar perdido en la Serranía de
Cuenca. Teruel festeja al ‘Torico’. Teruel se achicharra de calor, en verano;
se hiela, en invierno. Ahora ha invertido los términos. Ha helado la sangre a
mucha gente.
Un toro de “Los Maños”, cornada certera, de un tajo,
de esas que el parte médico dice “mortal de necesidad” siega la vida de un
modesto. El toro de lámina berrenda se corrió en tercer lugar; luego que la
muerte dejó claro que era quien mandaba, ahí quedó todo.
Víctor Barrio toreaba la tercera corrida de la
temporada. Modesto él, modesta la ganadería, modesto el cartel, modesta la
plaza. Solo la muerte, la muerte segura dice que es igual en todas partes.
Una tarde de sol, ese sol que se estrella “en las duras aristas de las
armas” con que don Manuel Machado nos contaba el destierro de Mio Cid,
Sepúlveda, ha habilitado el pabellón municipal deportes para velar al torero.
No acoge voces de éxito ni de victorias, da cobijo a la capilla ardiente de
Víctor.
Sepúlveda está sobre las Hoces de Duratón, un poco
más allá, solo un poco más allá de embalse de Burgomillodo y de la ermita de
San Frutos, San Frutos pajarero, que habitó como ermitaño. Buscaba soledad,
oración y penitencia. Lo primero estaba garantizado.
Voces incalificables han llenado las redes sociales.
Cuando se leen esas cosas queda claro que esta sociedad está enferma, bastante
más enferma de los que aparenta. A Víctor dentro de unos días le hará compañía
el silencio, la oración de los suyos,
las flores marchitas de los recuerdos.
El Duratón irá profundo; encajonado entre choperas
que se vestirán de oro viejo en otoño y atrás queda una tarde calurosa de
verano en que despedían a un torero: “el óxido sembró cristal y níquel”. Lo
escribió Federico.
Sí, querido Pepe. Al ver la cornada, también pensamos que la Muerte ya había "puesto huevos en la herida..." Y de los canallas que se alegran de estas muertes, qué te voy a decir...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Maestro.
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