lunes, 11 de julio de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cristal y níquel

“El óxido sembró cristal y níquel…” Lo escribió Federico. Lloraba la muerte de su amigo Ignacio. Aquella tarde de agosto, Ignacio Sánchez Mejías, sustituía a Domingo Ortega,  hizo el paseíllo en Manzanares. Granadino ‘pequeño, manso y astifino’… lo que vino después ya se sabe.

Teruel está en un lugar perdido en la Serranía de Cuenca. Teruel festeja al ‘Torico’. Teruel se achicharra de calor, en verano; se hiela, en invierno. Ahora ha invertido los términos. Ha helado la sangre a mucha gente.

Un toro de “Los Maños”, cornada certera, de un tajo, de esas que el parte médico dice “mortal de necesidad” siega la vida de un modesto. El toro de lámina berrenda se corrió en tercer lugar; luego que la muerte dejó claro que era quien mandaba, ahí quedó todo.

Víctor Barrio toreaba la tercera corrida de la temporada. Modesto él, modesta la ganadería, modesto el cartel, modesta la plaza. Solo la muerte, la muerte segura dice que es igual en todas partes.

Una tarde de sol, ese sol  que se estrella “en las duras aristas de las armas” con que don Manuel Machado nos contaba el destierro de Mio Cid, Sepúlveda, ha habilitado el pabellón municipal deportes para velar al torero. No acoge voces de éxito ni de victorias, da cobijo a la capilla ardiente de Víctor.

Sepúlveda está sobre las Hoces de Duratón, un poco más allá, solo un poco más allá de embalse de Burgomillodo y de la ermita de San Frutos, San Frutos pajarero, que habitó como ermitaño. Buscaba soledad, oración y penitencia. Lo primero estaba garantizado.

Voces incalificables han llenado las redes sociales. Cuando se leen esas cosas queda claro que esta sociedad está enferma, bastante más enferma de los que aparenta. A Víctor dentro de unos días le hará compañía el silencio, la oración de los suyos,  las flores marchitas de los recuerdos.


El Duratón irá profundo; encajonado entre choperas que se vestirán de oro viejo en otoño y atrás queda una tarde calurosa de verano en que despedían a un torero: “el óxido sembró cristal y níquel”. Lo escribió Federico.

2 comentarios:

  1. Sí, querido Pepe. Al ver la cornada, también pensamos que la Muerte ya había "puesto huevos en la herida..." Y de los canallas que se alegran de estas muertes, qué te voy a decir...

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