Mi pueblo
vestido de verano; yo me he ido
unos días fuera. Las cebadas agostadas, se encañaron los trigos; ya maduran las
brevas. Vestidas de verde las acacias; la Avenida está hecha una mocita como
niña con ropa nueva.
Sigue el río su curso. Yo que acabo de envidiar, al
Ebro, al Tajo, y al Duero, y al Guadiana cuando pasaba por tierra manchega y
él, el mío, sigue ahí…Espera que baje a
echar un cigarro y le cuente esas cosas nuestras.
Y el Guadalquivir, en Cazorla, borbotones de la
piedra; por Andújar, olivos de trama nueva; un regate, por Montoro y por
Córdoba aleluyas de geranios, como pirotos en los balcones que Lina
quiere poner en nuestra tierra. Seguro
que lo consigue… ¡Lo que esta mujer no
pueda…!
Y el río se fue a Sevilla con sus torres que no son de Alhambra; no.
Son de Oro y de Giralda, de cielo azul y plata, de Maestranza y Macarena; de malva y toros…; de Indias
lejanas y habaneras y golondrinas y niñas de claveles en la feria.
Y, luego a Coria que sigue en su sitio con su puerto camaronero.
Tierra de genios: Ruiz-Sosa, Cardo, Rogelio... “Rogelio, corra, usted”, le increpó, un día,
el húngaro de nombre raro, “míster, correr es de cobardes”, dicen que contestó
el coriano...
Y, a La Puebla,
cigarrera y marismeña, ¿Se mira en el río, La Puebla? No. La Puebla se mira en
la Media (con mayúsculas, por Dios, que como él no…) de Morante de la Puebla.
Rejoneo, Peraltas, Enrique Lora y el río que busca mar abierta…
Está mi pueblo blanco. Se ha celebrado el Corpus.
Cuerpo y Sangre de Cristo y los racimos pidiendo vez para ir detrás de las
espigas. Crucifixión en el Barranco, espera aires de Albaicín. Llegan de
Granada, que el premio lo ganó un
arquitecto venido de aquellas tierras.
Y Pepe Rosas, - soberbio, genial, único – con sus
refranes y sus sentencias: “El Hijo, las trae; la Madre, se las lleva” Se
refería a las siestas. Adorable vicio que si es sano en invierno, ¿cómo no va a
serlo en el infierno que nos espera?
Está mi pueblo… El viaje tiene tres
partes: el sueño de programarlo, realizarlo y, luego, que otros lo sepan. Lo he
intentado. Remato con estas letras. Han salido a vuelapluma, ripios sueltos de
aprendiz…
Ustedes, ya
saben, ¡perdón y clemencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario