Dice el tópico que alrededor del diez de agosto el
cielo se llena de estrellas fugaces: ‘lágrimas de San Lorenzo”. Corren por el
cielo del verano. Son tan efímeras en su velocidad desintegradora que casi no
da tiempo a pedir esos deseos que dicen que se piden y algunas veces hasta se
cumplen.
Este año la fecha y el hecho se han trastocado. Las
lágrimas no son del diácono, mártir en Roma y que para más ‘inri’ lo asaron en una parrilla.
No, las lágrimas son de gente impotente ante la barbarie.
¿La fecha? Finales de junio, cuando las eras están
llenas de gavillas y se trillan las parvas; la higuera con frutos que chorrean
néctar; los frutales de verano en plena madurez y los aeropuertos llenos de
personas que van y vienen a cualquier parte del mundo.
Estambul que sabe de sobra de otros atentados de
locos sueltos – “guiolos el diablo, / que es un mal guión”, que dice Berceo -
no iba a ser una excepción. Hablan de tres terroristas suicidadas y un montón
de muertos y más montón de heridos en sus cuerpos y en sus almas.
Cuando yo daba clases de Geografía en la extinta EGB
solía colocar a los alumnos ante el mapa. En la pizarra escribía los versos de
Espronceda: “Y ve el capitán pirata / cantando alegre en la popa / Asia a un
lado, al otro lado Europa / y allá a su frente Estambul”. Después venía la
pregunta: ¿por dónde navega el capitán pirata? Las respuestas, sabrosísimas.
Muchos años después
vuelve Estambul. El sábado pasado una amiga me comentaba: “hemos volado
Osaka, Estambul; Estambul, Málaga…” Ay, Mari Carmen como me he acordado esta
noche de ti…
Los datos que llegan son escalofriantes; las cifras,
aterradoras… ¿La solución? Me temo que no… Otra amiga ha colgado la marina que
ilustra el artículo es de: Ivan Konstantinovich Aivazovki, pintor ruso, de
ascendencia armenia.
Me refugio, como cuando era joven y enseñaba a amar
la Geografía, otra vez en Espronceda: “La luna en el mar riela / y en la lona
gime el viento / y alza en blando movimiento / olas de plata y azul”.
Nuestra fragilidad es incontestable, lo pasado ha huido,lo que esperas está ausente.Disfruta hoy, es más tarde de lo que crees...
ResponderEliminarAmigo Pepe ¡ si! esa noche, la noche del 28 de junio, me quedé clavada ante el televisor, podía ser yo una de aquellas victimas, solo no era mi fecha.
ResponderEliminarEn esos momentos me vino a la memoria la canción "Que bonita la vida" de Dani Martín,
"que bonita la vida
que da todo de golpe
y luego te lo quita"
"Que bonita la vida
cuando baila su baila
que se vuelve maldito
cuando cambia de planes"
"Y tan bonita es
que a veces se despista"