Sentado a orillas de la tarde despido un día gris y plomizo de
enero. Dicen que están blancas las cumbres de la Sierra de las Nieves; dicen
que media España tirita de frío por mor de unos vientos que han entrado por los
caminos del norte…
Los periódicos hablan y no acaban con las malas noticias.
Cuentan: unos radicales han quemado varias iglesias – católicas, por si alguien
tiene curiosidad - en Nigeria; en Jerez arrojan un cóctel molotov a las
traseras del convento de Santa Rita. Respuestas con violencia a otras
violencias.
Están colapsadas las autopistas azules del Mediterráneo con
las pateras. No, no son veleros de turismo, ni tienen velas desplegadas, ni
Ulises está amarrado al palo mayor para no escuchar cantos de sirena. No. Son
otros Ulises. Huyen del hambre, de la enfermedad, de la pobreza.
Los políticos – los de aquí y los de otros países, también -
andan como putas en Cuaresma. En las Cuaresmas de antes, claro. Si nos paramos
a analizar lo que ha salido por sus boquitas finas el fin de semana me pienso
si es que esta gente, de verdad, de verdad de la güeña, palabrita del Niño
Jesús, ¿se creen que somos tan tontos como para creerlos?
La vieja Europa parece que está más vieja de lo ella misma
cree. Verán. Cuando la solución es el insulto, la descalificación, la falta de
respeto a que otro piense de manera diferente da pié para pensar que el pozo
está seco: ni agua ni ideas.
No afloran alternativas que ilusionen. La oficialidad dice
unas cosas que la realidad no se cree del todo. ¿Alguien piensa que una familia
puede vivir con poco más de cuatrocientos euros al mes?
“Por un puñado de dólares” fue una película de Sergio Leone.
Frontera, tráfico de alcohol y muchos tiros… ¿Por qué no intentan vendernos un
puñado de soluciones? Bueno, si quieren, no les pedimos tanto. Una, solo una
solución y así...
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