Lo cuenta en el Epílogo de “Juan Belmonte, matador de toros”
de Chaves Nogales. Está sentada junto a Juan, en un café de la calle Sierpes.
Le preguntan al maestro cómo un hijo de Carlos Núñez - montado a la grupa de un
toro - ha podido domesticar a la fiera: “dándole de comer como a todo el
mundo”; la primera.
Corresponsal en París compra un apartamento en Marbella.
Acude todos los veranos. Toma unos
esquejes - está de poda un jardinero en las cercanía de su casa - y los clava
en el arriate del balcón. Al año siguiente, regresa y encuentra el balcón
poblado de flores. En un artículo se pregunta ¿“qué tiene esta bendita tierra
que hasta los geranios florecen sin que nadie les haga nada”? Lo recogió
Agustín Lomeña en sus tiempos de Sol de España; la segunda.
En una librería de Arenas de San Pedro me encontré: “Gredos, por dentro y por fuera”. Autor:
Cayetano Enríquez de Salamanca; Lo prologa ella: “(…) todo ello envuelto en la
luz plateada de la luna llena brillando en lo alto…” y agrega: “las murallas de
Ávila la hicieron los hombres, esta muralla azul que nos rodea, nos la hizo
Dios…”; la tercera.
De sus columnas de Ya... Uno empezaba a tener inquietudes.
Rellenaba - mejor, manchaba papeles - y ponía impresiones y cosas del joven que
se inicia. Devoraba lo que caía en mis manos. La leía con fruición; aprehendía
y, ahora cuando ha pasado el tiempo, lamenta no haberlo hecho más. Nunca se
aprende del todo.
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