Se
retoma la actividad, a medio gas, después del inicio esplendoroso del Domingo
de Ramos. Se rompe la monotonía. Se ha tirado la gente a la calle. Lo invade
todo, lo desborda todo. Suenan tambores, de las bandas de música y, de los
otros, porque este año es ‘excelente’ la cosecha de niños con tambores. El tío
del quiosco ha rentabilizado, con creces, el negocio.
Dice la
radio que la carretera sigue cobrándose vidas. Lo que no dice la radio es lo
mal que están muchas carreteras. Las han sembrado de radares recaudatorios pero
no han tapado los baches. No se han corregido curvas desde hace no se sabe
cuánto tiempo. Los coches son más
veloces que lo eran antes y, claro, viene lo que viene.
En
Ucrania no levantan cabeza. El Papa
volvió, en la Homilía, a romper moldes.
Se ‘bolivariza’ la Junta de Andalucía, con una Presidenta que ha perdido – o le
han hecho perder peldaños – en la crisis reciente y media España busca en las
playa de aguas saladas lo que no tienen tierra adentro.
Arde
una ciudad que dicen que era preciosa: Valparaíso. Cuando la encontró Diego de
Almagro – un ‘cromo’, por cierto- cuando aquello de la conquista de Chile era
una ciudad de pescadores que se las buscaban en la cercanía del Pacífico.
“Puedo
escribir los versos más tristes esta noche”. Lo acuñó Neruda. Uno, en su
modestia, también los hace suyo. Lo que dicen las imágenes es para echase a
temblar. Horror de llamas que lo arrasan todos. Muerte, desolación, ruina y
llanto. Los versos más tristes, y algo más. Mucho más
Las
noticias que llegan de allí son de tragedia total. En el recuerdo aquellos
festivales de música en Viña del Mar. Después, Raúl Matas o Manuel Pellegrini –
los dos venidos de Chile- desde Radio
Madrid con su ‘Discomanía’ a muchos jóvenes nos acercó a las corrientes
musicales o en La Rosaleda nos hizo soñar….¡Qué tiempos!
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