Agosto, 5 martes
El río nace en las cercanías
del Puerto de los Alzares donde las provincias de Málaga y Granada se dan la
mano. Un poco más abajo, en la Fuente de los Cien Caños – me imagino que están
todos porque yo nunca los he contado – remansan su aguas filtradas en la
caliza de la sierra y baja, a modo de cascada, hasta encontrar su cauce natural.
Casi despeñado se abre paso
entre olivos centenarios. En las cumbres coscojas, encinas, algunos pinos y
vegetación mediterránea. Así, hasta Villanueva del Trabuco. Antes, pasaba por
en medio del pueblo. A un lado el colegio. Los niños, en el recreo bajaban a
jugar a ver quien era capaza de orinarse en la orilla de enfrente. Lo sé porque
me lo contó un amigo mío que lo practicaba. Luego, lo desviaron y ahora ha
vuelto a quedarse dentro…
Más abajo, pasa cerca del
Rosario - Villanueva del Rosario – entre
ambos dos, se llevan como la gente de Álora y Pizarra; los de Colmenar y
Casabermeja, los del Betis y el Sevilla… Ya saben, ser vecinos suele traer
cosas muy sabrosas.
Archidona lo ve pasar por
abajo. Archidona creyó que el cielo se puede coger con la yema de sus dedos e
intenta hacerlo desde la ermita de la Virgen de Gracia. En Antequera recibe al
Río de la Villa y cruza la vega más feraz, amplia y cerealista que tenía
Málaga. Tan es así que ellos decían que eran la nodriza de Málaga. La expresión
tenía mucho de chauvinismo y de verdad. Ahora ya – me parece a mí – que no
escucha los rezos de maitines de los conventos de la ciudad ni los toques de
campanas de sus iglesias ni… Es que los tiempos cambian.
Atraviesa la Penibética por el
Gaitanejo. El desfiladero es de una belleza soberbia. Puede verse cuantas veces
se desee. Siempre se admira y sabe a nuevo. Lo remansan en la Encantada.
Impresiona la ingeniería. Un poco más abajo la Bobaxter de Simonet… Es
Bombíchar. En la estación de La Mellizas comienza a abrirse la vega y el río
caracolea en meandros. Presiente la mar cercana. Y no hay niños ni bañaeros en la Nerisca de Lería, ni en la Vega Redonda, ni en la Argamasa,
ni en Los Remonilinos, ni en la Playita. El río, contaminado, no tiene casi
agua – el estiaje lo machaca cada año – y los niños. (los tiempos cambian) en sus ocios están en las piscinas, en las maquinitas, en
los móviles y en otras cosas.
Álora se asoma casi de
puntillas, Pizarra y Cártama lo ven de lejos y él se entrega al Mediterráneo
como siempre porque desde siempre lo ha esperado allí en su sitio, azul y
plácido con África casi al alcance de la mano…
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