Cocina
en Ars. Casa de san Juan M. Bautista Vianney. Dtode Ain. R. de Auvernia
Ródano-Alpes
Agosto,
4 lunes
Ars –
Ars sur Formans – es un pequeño pueblecito entre el Ródano y los Alpes. Está a
poco más de treinta kilómetros de una de las grandes ciudades francesas: Lyon.
Ars, en el siglo XIX no llegaba a los trescientos habitantes y estaba
considerada - entonces aldea sin parroquia propia - como lo último de Francia…
Juan
María Bautista Vianney era hijo de campesinos pobres. Poco agraciado
físicamente. Torpe. Tremendamente torpe. No retenía nada de lo que estudiaba.
Lo expulsaron del seminario porque ‘no servía’… Como posible remedio, y por
intermediación de un cura amigo que lo avala, lo envían a Ars…
Hasta
aquí una historia común. Ese hombre de conocimientos muy limitados se salió de
la tabla. Dormía en el suelo, casi no comía (unas patatas mohosas hervidas y no
todos los días) dedicaba muchas horas a
la oración y al confesionario y tenía una capacidad poco común para ‘leer’ en
las conciencias de la gentes.
Su fama
de santidad comenzó a circular por la comarca de Ars; luego, por Francia.
Después saltó las fronteras. A él acudía gente de todas las clases sociales y
condiciones. Gente con poder y gente humilde del pueblo.
Muy
devoto de Santa Filomena, santa que, posteriormente, se probó que no había
existido con ese nombre y sí una mujer, mártir, en Roma con la que la
confunden. Tuvo, al parecer, luchas con el diablo… La iglesia celebra su
festividad el 4 de agosto.
Se
cuentan infinidad de anécdotas. Una viuda, atribulada, acude a recibir
consuelo: su marido se había suicidado arrojándose al río. No puede llegar
hasta donde está y señalándola en medio de la multitud le dice:
-
“Reza por él. Se arrepintió, entre el puente y el río hay
mucho trecho”.
Muchos
han escrito sobre él. Bruce Marhsall -
el de ‘Cirios amarillos por Paris’ – recoge
la respuesta a un cura que se queja de la tibieza de su feligresía. “¿Ha
predicando usted?, le dice, ¿ha rezado usted? ¿Ha ayunado usted? ¿Se ha
disciplinado? ¿Ha dormido sobre una tabla?
Si no ha hecho usted todo eso, no tiene derecho a quejarse”.
Es, al
margen de su elevación a los altares, y que lo hiciesen el patrón, o sea, el
espejo donde deben mirarse los párrocos, un personaje excepcional por su
humildad, su espiritualidad y su capacidad de discernimiento. Su cuerpo
incorrupto se visita en Ars. Francia, laica y libre, una vez más da una lección
para los que quieran aprender. La iglesia católica celebra, hoy, la festividad
del hombre que murió con 73 años, santo.
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