lunes, 18 de agosto de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Málaga, cantaora

 


                 Atardecer en Málaga


Agosto, 18 lunes.

 

Así, lo acuñó don Manuel Machado. Dijo, también, que Córdoba era romana y mora, y Granada agua oculta que llora; de Cádiz, que era  salada claridad, Jaén plateado ( no lo dijo él,  pero se lo apunto yo, vean la lomas de Baeza y Úbeda y luego hablamos), Almería dorada, y de Huelva que estaba a la orilla de las Tres Carabelas, que por cierto, allá por el siglo XV, en días de verano como estos ya  estarían echados a la mar, y otros hijos de aquella tierra, de Encinasola, estaban recién llegados aquí con su Virgen de Flores. Y remató, porque no hacia falta más, Y Sevilla…

A mí, a mí me faltan casi trescientas palabras para terminar el artículo y les anuncio que Málaga, además, ahora, con el terral que dan para mañana, está de feria. Es la Málaga de biznagas al atardecer cuando el color naranja – como las que se crían en las huertas de Álora - del que hablaba Ibn Gabirol se pone por la Sierra de Mijas y las mujeres las dejan apuntar por los canillos de sus pechos y las biznagas, entonces, cambian de perfume y huelen a amor…

Es la Málaga de mi maestro Manuel Alcántara. Él, no se nos irá nunca. Los que vengan después cuando el sol siga calentando como solo lo hace en Málaga y en verano, sabrán que las olas son espumas de chanquetes que vienen a dar en el rebalaje, y las olas siguen ahí como siempre, y el parque estará lleno de palomas que van de una palmera a otra.

Picasso, aquel niño de la Plaza de la Mereced, se las llevó al lienzo, como otro niño que creció en una calle muy cerca de la plaza, en calle Beatas, cuando los trenes subían por calle Granada, se llevó a sus cuadros rosas de perfumes sensuales y grifos con chorros de agua clara sobre el lebrillo de barro. El niño aquel también se hizo grande y firma con su nombre, Leonardo, y su apellido, Fernández.

Es la Málaga, de Jaime, con apellido alemán, Rittwagen. Un día me contó que sus antepasados se vinieron a las lomas de Olías cuando el viñedo – uvas pasas y moscatel – llevaban sabor y esencia de Málaga a las mesas de Europa en los meses de invierno. Él, como notario de la Málaga de cuando éramos niños, nos deja en sus momentos naïf plazas con otros niños jugando, tranvías por la Alameda, y sirenas en los baños del Carmen, los carros por calle Cuarteles llevan mercancías de Marineto  y de Guerrero de las Peñas….

Ya ven, yo me he comido más de las trecientas palabras y no les he hablado de un poeta, metafísico y profundo,  que cuaenta de su “hermano” y amigo, el mar azul con el que habla cada mañana desde su ventana. Se llama Andrés. Algún día les contaré cosas…

 

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