Plaza del Siglo, Molina Lario; al fondo, a la izquierda, la Catedral
Mi amigo Rafael
madruga más que las frailecillas – dicen que es el pájaro que más madruga, me
refiero al ave, a mi amigo Rafael, no.). Rafael cuando no se las anda mano a mano
con Dios en sus escapadas a Silos, se levanta muy temprano y antes de que el
sol levante la cresta por el oriente (Ya se sabe, ex Oriente lux) se acerca a la catedral. Yo me meto con él y
le digo que se sale antes de que estén las calles puestas…
Él no me lo
reconoce y me lo niega pero, pienso que tiene un pacto con el alcalde que según
dicen también madruga lo suyo y para dar caña a esos que pregonan que si en
Málaga no se puede andar de tanta gente, de que si todo está invadido por foráneos
que se ha apropiado de la ciudad y han expulsado a los malagueños… Bueno, todo
eso que, ocasiones escuchamos y cada uno va y cuenta según le va en la feria,
pues se da su paseo y se viene hasta la catedral.
Mi amigo Rafael
es un tipo excepcional. Yo lo conocí hace más de sesenta años, año arriba o año
abajo. Formamos un grupo disfuncional pero compacto. Los vientos de los tiempos
no siempre soplan en la misma dirección y según cómo y cuándo dispersan las nubes,
las llevan de una comarca a otra, y algunas nos dan la gracia del cielo que
algunos llamamos agua.
Cada uno es
cada cual. Sebastián, el más barroco. Lo sabe casi todo. Siempre que lo buscas,
está; Fulgencio, intectual, inquieto, quiere sacar la punta del hilo del ovillo
de todo lo que le inquieta; Bartolomé (alguno diría que estuvo en Trento, pero
doy fe, pudo ir pero no fue. Si lo reclaman, no dicen que no.) Antonio Gil, mi hermano
electo, tiene mucho de eso que llaman mística; Juan Jesús está a caballo entre
ganadero de la Serranía y cuidador de nietos y Rafael Gómez pastorea nubes desde
ese jardín que antiguamente llamábamos Laurinejo…. Y pienso y creo que
no me equivoco, que todos tenemos la marca de la Dehesa (con mayúsculas por
favor) y el sello de Lorenzo. ¡Qué suerte tuvimos!
Rafael, anduvo
por tierras de Asturias “las Asturias de Oviedo”; Castilla, de trigo y
camino y en ese lugar donde cuando sopla el Mocayo solo paran Dios y Rafael que
salía al andén a recibir o dar paso a los trenes; Haro, tierra de vino… Buena
tierra, mejor vino. Si Cristo lo cogió por su sangre… Regresó Málaga, nos congregó
para formar piña de la amistad interrumpida por un tiempo. Hoy le ha tocado a
él.
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