Agosto, 22 sábado
Irán es un extenso territorio
del centro de Asía de la antigüedad Abarcó desde India hasta Egipto y Grecia.
El imperio toleró a los sometidos y en algunos lugares se implantaron sin
muchas dificultades; otros, en cambio fueron hostiles y los sometieron por las
fuerzas. Su capital estuvo en
Persépolis. Otra ciudad importante, aunque con connotaciones distintas, fue
Babilonia, capital de la Mesopotamia Baja.
El imperio persa aportó avances
muy notables en la medicina, en el conocimiento matemático, la astronomía y en
la filosofía; en cuanto a la alimentación difundieron el consumo del té que
evitaba las infecciones del agua estancada de los pozos, comer a manera de banquetes
que se compartían con amigos y la alfombra. Se dice que los Reyes Magos
pudieron venir de aquellas tierras.
Nos legaron también una planta,
el jazmín, aroma embriagador y sensual de las noches de verano. El jazmín es un
arbusto. Su flor muy pequeña, solo tiene vida durante un día. Con la luz del
sol, progresivamente, crece y se abre cuando llega la noche. En Málaga, con sus
flores se hacen biznagas. El maestro
Alcántara dijo que era “mas que una flor y menos que una estrella”.
Las biznagas, cuando yo era
muchacho, solían llevarlas las mujeres, a modo de moña, en el pelo. Mi madre,
me pedía que yo le ensartase los jazmines en un ganchillo y ella se lo ponía en
el canillo del pecho y mi madre olía a jazmines y los jazmines olían a madre.
Los jazmines, florecillas
humildes, casi diminutas se abren en las noches de verano y su perfume le da a
la noche algo que ninguna otra flor le da. Su sensualidad evoca amor, dulzura,
entrega, fragancia. A veces, no sabemos que están, pero su olor, dicen, desde
lejos de su presencia.
Esta mañana, muy temprano he
leído a un poeta malagueño. Hablaba de jazmines y me ha dado pie para pergeñar
estas líneas. Escribía él y yo lo transcribo:
“Y si Málaga tiene un símbolo,
/ una biznaga ha de ser,/ esfera de nerdo, tejida de jazmines, / ensartada en
tiempos de siesta / para que se abran al anochecer y / estimulen los sentidos/ de los que sepan querer. /Querer y cantar por
malagueña/ cuando se siente en él”. (A.S de T.G).
Va Málaga ensartada en las coronas
de nerdos y como si brotase de una penca de chumbas, pregona amor, por calle
Larios, por las orillas del mar de Ulises, por las brisas que llegan hasta el
interior…
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