viernes, 22 de agosto de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Un regalo de Dios

 

         


Agosto, 22 sábado

 

Irán es un extenso territorio del centro de Asía de la antigüedad Abarcó desde India hasta Egipto y Grecia. El imperio toleró a los sometidos y en algunos lugares se implantaron sin muchas dificultades; otros, en cambio fueron hostiles y los sometieron por las fuerzas.  Su capital estuvo en Persépolis. Otra ciudad importante, aunque con connotaciones distintas, fue Babilonia, capital de la Mesopotamia Baja.

El imperio persa aportó avances muy notables en la medicina, en el conocimiento matemático, la astronomía y en la filosofía; en cuanto a la alimentación difundieron el consumo del té que evitaba las infecciones del agua estancada de los pozos, comer a manera de banquetes que se compartían con amigos y la alfombra. Se dice que los Reyes Magos pudieron venir de aquellas tierras.

Nos legaron también una planta, el jazmín, aroma embriagador y sensual de las noches de verano. El jazmín es un arbusto. Su flor muy pequeña, solo tiene vida durante un día. Con la luz del sol, progresivamente, crece y se abre cuando llega la noche. En Málaga, con sus flores se hacen biznagas.  El maestro Alcántara dijo que era “mas que una flor y menos que una estrella”.

Las biznagas, cuando yo era muchacho, solían llevarlas las mujeres, a modo de moña, en el pelo. Mi madre, me pedía que yo le ensartase los jazmines en un ganchillo y ella se lo ponía en el canillo del pecho y mi madre olía a jazmines y los jazmines olían a madre.

Los jazmines, florecillas humildes, casi diminutas se abren en las noches de verano y su perfume le da a la noche algo que ninguna otra flor le da. Su sensualidad evoca amor, dulzura, entrega, fragancia. A veces, no sabemos que están, pero su olor, dicen, desde lejos de su presencia.

Esta mañana, muy temprano he leído a un poeta malagueño. Hablaba de jazmines y me ha dado pie para pergeñar estas líneas. Escribía él y yo lo transcribo:

“Y si Málaga tiene un símbolo, / una biznaga ha de ser,/ esfera de nerdo, tejida de jazmines, / ensartada en tiempos de siesta / para que se abran al anochecer y / estimulen los sentidos/  de los que sepan querer. /Querer y cantar por malagueña/ cuando se siente en él”. (A.S de T.G).

Va Málaga ensartada en las coronas de nerdos y como si brotase de una penca de chumbas, pregona amor, por calle Larios, por las orillas del mar de Ulises, por las brisas que llegan hasta el interior…

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