viernes, 8 de noviembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Jerriza

 

                                     


                  La Jerriza. Álora


8 de noviembre, viernes. Se enclava en ladera Este, o sea, donde los primeros rayos del sol bañan el monte Hacho, ese lugar emblemático y sin el que nosotros no nos encontraríamos.  Ese monte de roca ligera y fácilmente desprendible por la excesiva presencia de arenisca en su composición. Se recorta en el azul del cielo y según desde donde se mira nos da una u otra cara. En algunas ocasiones figuras caprichosas, en otras, la imaginación pone lo demás.

La Jerriza acaricia por el norte, el pago de ‘El Quebraero’ - antiguo lavadero - hoy ya abandonado; por el Sur, la cañada de la Cañería. Hay quien dice que nace en la Raja del Soldado. No sé. Era la conducción de agua (muy poca, por cierto) con la que, entre los siglos XVI al XX, se abasteció el pueblo. Usaban atanores y en más de alguna ocasión sufrieron percances serios por corrimientos de tierras que los destrozaban.… por el Este, con el Peñón Gordo y, por el Oeste, con lo que antaño se conoció como las Chumbas de Veneno.

No se sabe en qué años se formó la Jerriza, si fue en varios o en uno, si se debió a movimientos telúricos o a una pluviometría excesiva.  ¿Cuándo pudieron originarse unos desprendimientos descomunales de rocas desde El Hacho? Los geólogos seguro que lo explican; yo no he tenido la suerte de averiguar aún el período en que pudo generarse. En una ocasión me acerqué al Instituto Geológico Minero de España, en la calle Ríos Rosas, en Madrid, pero mi formación no tiene capacidad ni alcance para desentrañar toda aquella información técnica que tenía delante de mis ojos…

El desarrollo urbanístico de finales del siglo XX ocupó todo su suelo hasta el punto de absorber todo el terreno disponible para la edificabilidad. Es lugar inaccesible, con vericuetos y de enorme belleza paisajística, donde se mezclan las rocas del originario desprendimiento con flora autóctona mediterránea compuesta, principalmente, por plantas xerófilas, algarrobos y acebuches, en la tierra inculta. En la de cultivo alternan olivos y almendros…

Cae la tarde. Es una tarde de sol dorado de otoño. Juega entre nubes. Según el hombre el tiempo podrían dejar un poco de agua a manera de lluvia fina y “calaera”, no como la que ha caído estos días atrás que ha sembrado muerte y ruina.

Me he echado a andar por el sendero. Camino despacio. Sueño con otros bosques profundos a los que solo acceden los privilegiados. Yo, ahora, contemplo un paisaje precioso y desconocido. También lo son esos bosques impenetrables de otras tierras que la naturaleza regala a quienes ella quiere hacerlo…

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