28 de noviembre, jueves. Iba desde
el Campo de Gibraltar a Granada. En la serranía de Ronda, cerca de Gaucín a
donde pensaba vender libros, en 1536, se encuentra un niño descalzo por el
camino. Le dice que sus alpargatas no le están bien y lo carga sobre sus hombros.
Llegan la fuente de la Adelfilla. El Niño se transforma y le dice: “Granada, será
tu cruz”. Y desaparece.
El hombre había tenido una vida
azarosa desde sus comienzos. Fijan su nacimiento en Montemor -o- Novo
(Portugal); otros, en Casarrubios del Monte (Toledo), hijo de padre judío y de
madre cristiana. Ese trastoque podía ser una maniobra para despistar porque no
era ‘cristiano viejo”.
A los doce años está de pastor
en tierras toledanas. Luego, se enrola en los ejércitos de su tiempo. Participa
en batallas e incluso se salva de la horca en el último momento por chiripa. Vuelve
a Portugal, se va para África, y sirve en Ceuta, entonces portuguesa, a la
familia Almeyda, desterrados por el rey de Portugal. Eran tan pobres como él,
pero los socorre y sobreviven.
Se vuelve para España. En
Granada vende libros, pide limosnas. Escucha predicar a Juan de Ávila. Da un
giro a su vida. Socorre a los necesitados. Se pasea desnudo. Lo tachan de loco.
Aloja a los pobres – que en aquel tiempo eran muchos; ahora, también – en casas
de quienes le ayudaban a él. Lo encierran.
Una vez fuera del hospital
decide ir a Guadalupe. Profundiza en su idea de fundar casas de acogidas para
locos, pobres, enfermos, necesitados y expulsados de la sociedad. Concibe la
idea de fundar una Orden hospitalaria. A la primera fundación le sigue otra en
la Cuesta de Gomérez. Conoce a Antón Martín – el de la plaza, calle y estación de
Metro de Madrid – que había ido Granada para vengar la muerte de su hermano. Recapacita
y se une a él. Luego vienen otros, y muchos otros más.
Salen al encuentro de los necesitados.
Los acogen sin poner condiciones. “Todo necesitado tiene derecho a ser atendido”.
Desarrollan métodos pioneros para aquel tiempo. Respetan la dignidad de las personas.
Son sensibles, humanos y, sobre todo, cristianos.
Muere en 1550 con cincuenta y
cinco años. Lo entierran en el Carmen de los Mínimos. Sus restos permanecen
allí hasta el 28 - tal día como hoy - de noviembre de 1664. Posteriormente, los
trasladan a la Basílica que habían construido con su nombre. Hablamos de San
Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
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