martes, 12 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Enciclopedia de la República
12 de noviembre martes. Hace
unos años, mis hijas, como regalo de Reyes me obsequiaron con la Enciclopedia
Álvarez: Parvulitos, Primer, Segundo y Tercer Grado. Los que andábamos en la
época de desarmamiento por los años 50 del siglo pasado fue el lugar donde
encontrábamos todos los conocimientos necesarios “niño, estudia para que
seas un hombre de provecho…”. según mi madre: El gozo del reencuentro,
enorme.
Hace unos años me las andaba yo
por Madrid en la época en que uno hacía “servicios mínimos”. (O sea,
llevar y recoger nietos del colegio). Entre la hora de entrada y la de salida
me dedicaba hurgar por archivos, bibliotecas, tiendas de libros… Y, miren por
donde, me encuentro (Casa del Libro, Gran Vía, 29) con La Enciclopedia de la República, Grado Medio. No recuerdo lo que
pagué por el ejemplar. Obviamente pagaba lo que me pidiesen.
En las credenciales aparece:
Cursos Graduados de Primera Enseñanza. Enciclopedia Cíclico-Pedagógica por D.
José Dalmau Carles, Profesor Normal, Ex Director del Grupo Escolar de Gerona.
Nueva Edición 700 Grabados, 1936 Dalmau Carles, Pla, S.A. Editores-
Gerona-Madrid…
De entrada, esta Enciclopedia
es una joya de información, completísima y sin ningún tinte de adoctrinamiento.
Objetiva, concisa, didáctica. Muy gráfica (hay que pensar en los medios de
impresión de aquellos años, obviamente), y apetitosa para la minoría, muy
minoritaria, de españolitos de aquel tiempo que acudía a la Escuela. Me acuerdo
de los versos de don Antonio Machado: “Y en la aborrecida escuela / raudas
moscas divertidas, / perseguidas / por amor de los vuela”.
Estos días de sobreinformación,
en ese afán de voracidad con que nos bombardean algunos medios por decirnos
todo lo que saben de la región valenciana. E otras, también hemos sufrido de lo
lindo y dicen menos.
Tiro de la Enciclopedia de la
República. Dice, entre otras cosas: “La región valenciana es rica y encantadora
por cual se le llama Jardín de España; es una región culta, comercial e
industrial en grado sumo. La fertilidad de su suelo produce frutos abundantes y
deliciosos, la naranja sobre todo que tiene renombre en toda Europa. La
provincia de Valencia tiene clima delicioso; es rica, alegre y culta…”
No dice nada de su gente. Yo,
por edad tampoco pude conocerlos. Sí conozco a algunos de los de ahora. Me
vienen a la mente don Manuel Romero y José María Planells (ya hace tiempo que no está con nosotros), Paco
Borrás, Pepe Alabau… Lo que habla, la Enciclopedia, de la tierra se puede
aplicar a su gente. Somos hijos de la Geografía.
lunes, 11 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El canal de Castilla
Canal de Castilla. (Otoño)
11 de noviembre, lunes. El viajero deambula. Lo suyo es eso. Ir a cualquier parte y luego lo lleva al papel y en tardes como ésta, cuando el otoño reboza la melancolía la echa fuera del alma y la comparte.
Recuerda que cruzó la Tierra de Campos, mar de cereales; llanura inmensa. Salvó el arroyo de Fuenteandrino, el Canal del Pisuerga y el arroyo de la Robriza. En Támara no había nadie en la calle. Supone que cuando la gente va al médico o al mercadillo, puede que echen la llave por debajo de la puerta.
Junto
a la iglesia impresionante de San Hipólito pidió a un ciclista que lo inmortalizase
en una foto. El hombre le dijo que era de Valladolid. Hacía el Camino de
Santiago en bicicleta. Subió al Hospital de San Juan de Jerusalén, miró la casa
del Priorato de San Miguel. Y recordó
que en esta llanura se celebró la batalla de Tamarón entre leoneses y
castellanos.
Antes de Támara de Campos tuvo un encuentro con el Canal de Castilla. Echó mano de los apuntes y confirmó que Támara tenía 72 habitantes y un pasado esplendoroso. Delante de San Hipólito el Real repasó parte de su historia. Un botón de muestra: 1127, Alfonso VII de León exigió a su padrastro: Alfonso I de Aragón la devolución de las plazas ocupadas durante su minoría de edad. Se firmó el Pacto de Támara. En el arreglo entró que al aragonés se le reconocía soberanía sobre Vizcaya, Álava, Guipúzcoa, Belorado…
El
Canal de Castilla – luego arruinado por el ferrocarril – fue la obra más importante acometida en estas tierras en
el XVIII. Por Piñar de Campos llega a las esclusas, hoy testimoniales; luego,
regresó a Frómista. Se deleitó con San Martín, pasó un rato deleitándose en la
contemplación de los capiteles. Anduvo,
también por Población de Campos, Revenga y Villarcázar de Sirga, Carrión de los
Condes donde nació el marqués de Santillana…
Cruzó,
otra vez, ahora en otro sentido, el río Carrión, y luego, de nuevo el Canal, y
echó sobre tus espaldas kilómetros de soledad. No transitaba casi nadie. Iba
solo. Contemplaba, miraba, se empapaba de un horizonte entrecortado por oteros;
algunas choperas. Tractores. El hombre castellano trabajaba su tierra.
Ahora,
el otoño habrá vestido de oro viejo las choperas de las orillas y el viajero, a
solas, las sueña en la lejanía…
domingo, 10 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Casi todo ha cambiado, menos el tiempo.
10 de noviembre, domingo. Hurgo
en los papeles viejos. Hay información que parece de ayer tarde.
Ayala, Crónica, 246. El 12 de octubre y posteriores, en el otoño de 1407, Garçi Fernández Manrique Frontero Mayor de Jaén (…) taló el territorio de Estepona, el de Casares y llegó hasta Marbella: “aprisionando 25 moros, apoderándose de 150 yeguas, tres mil vacas, y 6000 ovejas, las cuales tuvo que degollar pues grandes crecidas de los ríos le impidieron llevarlas a tierras cristianas”.
La “Crónica de Juan Segundo…” dice: “Dos días después de Todos los Santos del dicho año [1434] comenzo tan grandes fortunas de agua e nieves, en tal manera que se hundieron muchas casas del Reyno, e murio mucha gente en los rios e en las casas donde estaban (…) e fue tan grande la hanbre que mas de cuarenta dias toda la gente comia trigo cocido por mengua de harina. Murieron en este tiempo muchos ganados e la tierra quedo tan llena de agua, que no podian andar por los caminos e con esto no podian arar ni senbrar.
Andrés Bernáldez, Cronista de
los Reyes Católicos, hace la mejor descripción de la meteorología de aquellos
años.
“En este mismo año de 1485,
a once de noviembre comenzó a llover y llovió hasta el día de la Natividad
de Nuestro Redenptor, que son seis semanas, que nunca en este tiempo ovo sino
dos o tres días que descampe e llovio tan recio e tantas aguas, que nunca
los que eran nacidos entonces vieron tantas aguas, ni tantas avenidas en
tan poco tiempo..."
Y dice: “En el mes de octubre del sobre
dicho año de 1488, (…) hizoles tiempo de muchas aguas, que salieron
todos los ríos en esta tierra, de madre…” Y agrega: “ la sementera que
se hizo en este dicho año de 1488 en octubre e diciembre muy mala e llobiosa e
con muchas avenidas, e por esta causa se perdieron muchos panes en los
sembrados..."
Da más información: “la
innumerables e muchas aguas que llovió el invierno de los meses de
noviembre a diciembre del año 1504, que fueron tantas las aguas que no
pudieron bien sembrar, e todo lo más de lo sembrado en España se perdió por la
muchas aguas e de aquí comenzaron las hambrunas e después las secas de 1506 e
1507”
En los años de 1544, 1548, y
1554, fueron “abundantísimas las
lluvias”. El Guadalmedina multiplicaba sus riadas sobre la ciudad de
Málaga…¿Adecuamos las expresiones de aquellos tiempos a los de ahora? Qué poco
conocemos nuestra Historia.
sábado, 9 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las estrellas y nosotros
9 de noviembre, sábado. Escribió
Rabindranath Tagore (¡qué grande era Tagore) aquello de que “si de noche lloras
por el sol, perderás de vista las estrellas”. Por cierto, qué pocas cosas hay más
bellas que se igualen a un cielo estrellado. Cuando pasen estos temporales de
barro y desconcierto y venga el tiempo de verano y cambien muchas cosas, si
tienen posibilidad, compruébenlo.
Del rey Alfonso X, el Sabio
se dijo algo más prosaico cuando se pretendió concretar en muy pocas palabras
el resumen de su reinado. “Quiso alcanzar las estrellas y perdió de vista la
tierra”. Su reino, a su muerte, quedó hecho un cisco de guerras internas entre
sus hijos y partidarios de unos y de otros. Ahora, todos son olvido y polvo.
La Universidad Estatal de Texas
ha hecho un estudio del cuadro de Van Gogh La avenida de los álamos al atardecer y por
la colocación de las estrellas que aparecen en la obra han logrado saber dónde
y en qué día pintó esa obra de arte. Dicen que fue en Neuve, en la noche del 13
o 14 de noviembre de 1884
Este hombre era un genio en
muchas cosas, además de por cómo manejaba los pinceles y el uso de los colores.
Sus conocimientos de astronomía parecen, según dicen los expertos, era
bastantes y conocía el cielo al dedillo. En otra obra suya, Noche estrellada
sobre el Ródano, ya demostró que el cielo – lo que nosotros llamamos cielo,
claro – no era un desconocido para él.
Van Gogh es uno de los pintores
grandes del posimpresionismo. Su vida estuvo marcada por un desequilibrio
mental considerable, por una inestabilidad emocional muy grande y por un
trasiego constante en la búsqueda interior que afloraba en su vida cotidiana desordenada
de manera asombrosa.
Nació en los Países Bajos.
Vivió en La Haya, París, Londres y Amberes (Bélgica). Buscó la estabilidad
interior profundizando en una religiosidad muy estudiada y muy difícil de
llevarla a la práctica. Estudió Teología, se hizo pastor y quiso plasmar en sus
cuadros la vida miserable y de pobreza de los mineros y campesinos de su
tiempo.
Se trasladó a Arles en el sur
de Francia. Invitó a su amigo Gauguin. Convivieron dos meses. En su desequilibrio mental lo quiso matar; él
se cortó una oreja. Como en la Copla no sabemos, aunque él sí era un
experto, qué planeta reinaría el día de su nacimiento. Los dos últimos años de su vida estuvieron
marcados por la depresión. La muerte lo encontró en un hospital siquiátrico.
viernes, 8 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Jerriza
8 de noviembre, viernes. Se
enclava en ladera Este, o sea, donde los primeros rayos del sol bañan el monte Hacho,
ese lugar emblemático y sin el que nosotros no nos encontraríamos. Ese monte de roca ligera y fácilmente
desprendible por la excesiva presencia de arenisca en su composición. Se
recorta en el azul del cielo y según desde donde se mira nos da una u otra
cara. En algunas ocasiones figuras caprichosas, en otras, la imaginación pone
lo demás.
La Jerriza acaricia por
el norte, el pago de ‘El Quebraero’ - antiguo lavadero - hoy ya
abandonado; por el Sur, la cañada de la Cañería. Hay quien dice que nace en la
Raja del Soldado. No sé. Era la conducción de agua (muy poca, por cierto) con
la que, entre los siglos XVI al XX, se abasteció el pueblo. Usaban atanores y
en más de alguna ocasión sufrieron percances serios por corrimientos de tierras
que los destrozaban.… por el Este, con el Peñón Gordo y, por el Oeste,
con lo que antaño se conoció como las Chumbas de Veneno.
No se sabe en qué años se formó
la Jerriza, si fue en varios o en uno, si se debió a movimientos
telúricos o a una pluviometría excesiva. ¿Cuándo pudieron originarse unos
desprendimientos descomunales de rocas desde El Hacho? Los geólogos seguro que
lo explican; yo no he tenido la suerte de averiguar aún el período en que pudo
generarse. En una ocasión me acerqué al Instituto Geológico Minero de España,
en la calle Ríos Rosas, en Madrid, pero mi formación no tiene capacidad ni
alcance para desentrañar toda aquella información técnica que tenía delante de
mis ojos…
El desarrollo urbanístico de
finales del siglo XX ocupó todo su suelo hasta el punto de absorber todo el
terreno disponible para la edificabilidad. Es lugar inaccesible, con vericuetos
y de enorme belleza paisajística, donde se mezclan las rocas del originario
desprendimiento con flora autóctona mediterránea compuesta, principalmente, por
plantas xerófilas, algarrobos y acebuches, en la tierra inculta. En la de
cultivo alternan olivos y almendros…
Cae la tarde. Es una tarde de
sol dorado de otoño. Juega entre nubes. Según el hombre el tiempo podrían dejar
un poco de agua a manera de lluvia fina y “calaera”, no como la que ha
caído estos días atrás que ha sembrado muerte y ruina.
Me he echado a andar por el
sendero. Camino despacio. Sueño con otros bosques profundos a los que solo acceden
los privilegiados. Yo, ahora, contemplo un paisaje precioso y desconocido. También
lo son esos bosques impenetrables de otras tierras que la naturaleza regala a
quienes ella quiere hacerlo…
jueves, 7 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El paisaje, estado de alma
7 de noviembre, jueves. De
todas artes, la pintura lo ha tenido difícil para sobrevivir. Ha soportado la
sucesión de los años. La arquitectura aguantó temporales y ventiscas, piquetas,
caprichos y fanatismos; otras - la escultura- sufrió mutilaciones de las que no
siempre pudo salvarse. La escritura sobrevivió en papiros, pergaminos y
bibliotecas. La música es el oxígeno
que, en ocasiones, a uno le hace, renacer por dentro.
El Renacimiento - Miguel Ángel,
Leonardo, Rafael… - fue un hito de una
importancia excepcional. En el XIX, el Romanticismo se acercó a beber en la
fuente del paisaje. Lo trajo al lienzo, lo enmarcó y lo mostró a quien se
acercaba a él con el tinte especial de parte de alma que siempre dejaba el
pintor. Entre el artista y el espectador se genera una corriente que va y
viene.
Llevaron a sus cuadros campos,
bosques, ríos, montes, puentes, aguas bravas, olas, acantilados. Paisajes
urbanos de pueblos perdidos en no se sabe dónde, calles por la que transita
gente, mujeres que sobreviven y llevan problemas – Picasso, Gauguin - y alegrías (Rusiñol, Sorolla…). Cuando lo
exterioriza llena el cuadro de colorido; otros, encerrados en sí mismos se
pierden en la lejanía (Pissarro).
Expresan melancolía, pasión,
sorpresa ante la grandeza de un mundo recortado o en las proximidades y pienso
en los amarillos dorados que solo tienen los girasoles de Van Gogh, porque hay
otros amarillos, pero no son los mismos o en los azules Monet. Invitan a acariciar
los nenúfares del estanque, las florecillas del borde del jardín...
La pintura no se ha quedado en
las tendencias que los artistas han ido superando. Pienso, en nuestros días, en
los paisajes urbanos, minuciosos de Antonio López o en calles donde la
modernidad se impone y se abre paso y nos la muestra Cristóbal Pérez. Pienso en
los atardeceres ocres de Jacques Laulheret, en las rosas ajadas o en las gotas
de agua que bajan por los mosaicos en los patios de vecinos de Leonardo
Fernández; en las plazas primorosas llenas de niños, de soldados en tardes
libres o en el perrillo que corre detrás de la bicicleta de su dueño, que
muestra Rittwagen.
Pienso en todo eso y esta tarde
de otoño veo que la pintura – y todo el arte – nunca ha estado quieto y me
pregunto si ese paisaje del que dijeron Saramago y el maestro Alcántara, no es
un estado de alma…
miércoles, 6 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mediterráneo: mar de vida y muerte
6 de noviembre, miércoles. El
Mediterráneo es un lago interior enorme. Tiene una salida natural, por el
Estrecho de Gibraltar, hacia el Atlántico; otra, artificial, por el Canal de
Suel y el Golfo Pérsico, al Índico. Los romanos – dominaron sus orillas – lo
llamaron Mare Nostrum.
En sus extremos, los fenicios
nos enseñaron el alfabeto, a cultivar olivos, vides y el comercio. En el otro, desde
la Península Ibérica se buscó la expansión por un mundo. Se supo que era
redondo.
España aún no lo era. Todavía
no tenía consolidados sus dos grandes reinos: Aragón y Castilla. (La empresa
del descubrimiento es esencialmente castellana) llevó la manera de hablar, religión,
costumbres y algo infinitamente superior a todo eso: llevó el mestizaje que es
el mayor de los enriquecimientos naturales posibles.
En sus orillas nacieron tres
religiones monoteísta importantes: cristianos y judíos; la tercera, la
musulmana, un poco más al interior, en los desiertos de Arabia. Desde la
Península de Anatolia tuvo con los turcos una gran expansión. La otra se hizo
por las orillas del norte de África.
Egipto aportó una cultura
diferente. Reyes que eran dioses, que escribían con una grafía distinta y unas
construcciones únicas y originales. Además, rodeados de desiertos, exprimieron
al Nilo. Le sacaron comida, vida y caminos hasta el interior del continente.
De Grecia vino el amor por la
belleza, el arte, la filosofía y esa manera de convivir que se llamó
Democracia. Naturalmente, diferente a la de hoy. Roma nos dio la lengua, las
comunicaciones. Sus Vías unían todo el Imperio y el Derecho… En occidente somos
hijos de Grecia y Roma. Otros pueblos también aportaron. En este espacio es
imposible resumirlos.
El Mare Nostrum es un
mar de muerte. La cultura nacida en sus orillas, a veces, impuso su cerrazón de
miras. A aquel que dijo que todos los hombres eran iguales y hermanos, lo crucificaron.
Ellos defendían ‘ojo por ojo y diente por diente’. Se valieron de Roma para quitarlo
de en medio. Años después hubo quien quiso imponer que no hay más dios que el
suyo. El imperio Otomano lo llevó hasta donde se lo permitieron los de
enfrente-
Tiene este mar otra muerte. Sus
aguas calentadas en veranos tórridos alcanzan temperaturas altas; luego,
evaporación y descargas torrenciales en sus orillas. Lo arrasan todo. Estamos
en la resaca de la última.
Hay más. La muerte silenciosa.
Es el mayor cementerio azul. Esconde en sus fondos a personas que huyen de la
miseria…
martes, 5 de noviembre de 2024
lunes, 4 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Punto negro: Arroyo Jévar
4 de noviembre, lunes. Es uno de los más largos del término municipal de Alora. Artífice directo del último desastre de las inundaciones en La Molina y en Los Callejones. Es el más importante, junto al de Las Piedras (nace en los Prados de Eslava), de los que tributan al Guadalhorce por la izquierda. Nace en la vertiente Sur del Torcal en el partido que le da nombre, entre Villanueva de la Concepción y La Joya. La primera desde hace unos años desmembrada de Antequera; las segunda, no.
Le tributan, por la derecha, el arroyo de Los Chinos o de la Atalaya que nace en la vertiente más oriental del Cerro de la Fiscala. Aguas abajo, recibe las cañadas del Cerro del Cura o de las Caballerías y de Valsequillo que viene del cortijo de Mediano de Abajo, entre las Lomas de la Cruz y la Peña de los Ballesteros.
Casi en la confluencia con río Guadalhorce, por Venta Tendilla, recibe al arroyo del Espinazo del Perro al que. a su vez, se le unen el arroyo del Aljibe o de los Pilones que nace en Los Nogales antes de atravesar las tierras del cortijo de Los Cabritos.
Por su parte izquierda, el primero de los arroyos que vierten en él sus aguas, es el arroyo Ancón o de los Padillas. Nace por debajo de Granadillo y recoge aguas del macizo del Santi Petri, en término de Almogía y el de Rabaneros. el arroyo Pedro de la Torre y Morales que nace cerca de Las Cruces donde se juntan, en la ermita del mismo nombre, los términos de Almogía, Cártama y Álora
Desemboca en el Guadalhorce, frente a la Cuesta del Río, entre el Morquecho y La Molina.
Se menciona en el Libro del Repartimiento en las propiedades de “Diego de Vera, alcayde quedale (...) quince arançadas de azebuchar e que haga heredad, linderos el arroyo Xebar y el Camino Real”.
En la avenida del miércoles 26 de septiembre de 1906 “entró por lo alto del llano del olivar de Casablanquilla, inundó las huertas, subió en la ‘casa del boticario’ 80 ctms. Destrozó propiedades en la Venta Tendilla y el Morquecho, arrancó fuertes y ahogó animales. En la de 1949, en la cañada de la Panera, cercana al Tajo de Galupe, murió un hombre apellidado Torrijos.
En
opinión de expertos la construcción de azudes bien en el arroyo principal o en
sus tributarios podrían retener sus crecidas – casi siempre consecuencias de
gotas frías otoñales – y evitaría parte de los daños que origina en las
crecidas.
domingo, 3 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Y, ahora, qué?
Málaga, Cortina del Muelle.
3 de noviembre, domingo. Hay opiniones
para todos los gustos. Lo más curioso es que se pontifica con una alegría que
asombra. Todos tenemos soluciones. Unas, al menos, se pueden acercar más que
otras a la posible solución del problema.
Dicen los papeles viejos, o sea,
la historia de los pueblos y de las ciudades y de las tierras que, poco a poco,
hemos ido poblando los hombres, que la ciudad de Málaga periódicamente, era arrasada
por el río Guadalmedina, que curiosamente se llama “río de la ciudad”. Es decir,
que desde no sabemos cuándo los hombres de entonces se fueron a vivir a sus
orillas.
El río venía – mejor, no se
había ido nunca – solo que bajaba con crecidas que su cauce no tenía capacidad
de vaciar al mar. Lo inundaba todo lo que había a ambos lados. El perchel, - la
otra orilla también - donde según Cervantes, secaban el pescado y por donde, en
algunas ocasiones, pasaba lo mejor de cada casa, se convertía en un cementerio
y se atiborraba de lodo, ruina y desolación. Y volver a empezar.
Idearon una manera de poner
freno. Construyeron una presa aguas arriba. No era un pantano al uso. No. Era
un muro de contención con una oquedad que permitía salir solo el agua que el cauce
podía desaguar. Se recrecieron también los muros, a ambos lados, y se sembraron
de árboles los montes colindantes. (Años después, han construido, un poco más abajo
el pantano del Limonero).
¿Fue la mejor de las soluciones?
No lo sé. Sería un acto de soberbia por mi parte decir que sí, o decir lo
contrario. Hay una cosa cierta. Desde su construcción el río no ha sembrado de
muerte sus orillas. A lo mejor ha sido el factor suerte, o a lo mejor, ha sido
eso que se llama acierto.
En Málaga, - esta mañana lo
comentaba con mi amigo Sebastián - quedan en pie nombre que recuerdan otras cosas.
Verán: Aduana, Cortina del Muelle, Parque, Alameda Principal, Puerta del Mar, Atarazanas…
Eso era orillas de la mar. ¿Qué distancia hay ahora desde el agua salada, o lo
que es lo mismo, el agua del mar de esos nombres? Si por un casual, la madre
naturaleza, que en opinión del maestro Alcántara es una madre con muy mala
leche, pide lo que es suyo ¿Qué pasaría con lo que llamamos Malagueta, Puerto,
Parque, Soho (por cierto que copia de nombre más fea), Cuarteles, Salitre,
Huelin… ¿Sigo? No hace falta. Ojalá ese disparate no se vea nunca, ¡ojalá!
sábado, 2 de noviembre de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Volver a empezar
C
2 de noviembre, sábado. No sé cómo comenzar. ¿Cito a Fray Luis? ¿Echo mano a Garci y Volver a empezar? Toca, hablar de agua; mejor, de riadas. Nosotros, o sea, la gente de Álora, vivimos vertebrados por el río Guadalhorce de norte a sur. Nace, Alazores arriba, entre las provincias de Granada y Málaga. Pasa por Villanuueva del Trabuco, Archidona y Antequera. Ahí termina su curso medio.
Se abre paso por el Gaitanejo. Antes de la cordillera lo regulan los embalses Guadalhorce-Guadalteba. Omito detalles de afluentes. Desemboca en el Mediterráneo, en la bahía de Málaga.
Solo unas citas. Ha experimentado grandes riadas. No me voy a ir muy lejos en el tiempo. Soporta una de mondar peces en 1680, el 11 de septiembre. La crecida arrasó la vega. Se llevó los tres molinos que había en el término: el de los de los Naranjos, el de la Cuesta y el de Acuña.
Los días 20, 21 y 22 de enero de 1909 otra gran avenida. Bañó el partido de las Anorias del Río, cogió todo lo de la acequia de los Aneales y rebosó por encima de la carretera antes de llegar al puente por lo de Juan Estrada. Bañó casi toda la Isla Hermosa.
El 3 de septiembre de 1906 descarga una tormenta; el 26, aguaceros durante el día y tormenta por la noche. El arroyo de El Espinazo del Perro bañó la era del cortijo del Algarrobo y la casa de Juan Redondo. Repitió la tormenta el 28 y el 29 de madrugada. Murió, María Candelaria Berrocal del Río, natural de El Burgo.
La Riada de 1989 fue la mayor de las acaecidas en segunda mitad del siglo XX. Se sufrieron dos, una en octubre, y otra en la noche y mañana del 13 de noviembre. Los daños fueron muy cuantiosos y se declaró, por la Administración, como zona catastrófica, todo el Valle del Guadalhorce.
La
de 2012, la mayor de las dos conocidas
en este siglo XXI. Ocurrió en la madrugada del 27 al 28 de septiembre. Se cobró
dos vidas, una en Isla Hermosa; otra, en Pizarra. Arrasó cultivos y arrancó el
puente de hierro que unía la Barriada del Puente con la Estación. En la parte
sur de El Torcal se midieron más de
La última, calentita, todavía, el 29 de octubre de 20224. Cuantiosos daños económicos – cultivos, infraestructuras, carreteras, descarrilamiento de un AVE – aún, por premura, no están evaluados en su totalidad. En el mes de octubre en Álora se han recogido 284 litros por metro cuadrado. ¿Como decíamos ayer? ¿Volver a empezar?