10 de abril, lunes. Dice
la televisión que en Oriente próximo la cosa está fea, muy fea. Han alcanzado
una espiral de odio y violencia que hasta han matado a un turista italiano. Los
turistas eran algo así como especímenes sagrados. Con su dinero se financiaban
escuelas y comedores y hospitales de palestinos. Israel se lo negaba…
Los chinos, los ricos del
Continente, hacen maniobras militares. Tiene cercada la isla de Formosa
(Taiwan) para entendernos. Cualquier mañana nos despertamos con la noticia de
que la han invadido. El conflicto se sabe cómo empieza (se la meriendan) como
se desarrolla (los aplastan) y como termina dentro de un tiempo (no ‘pasará
nada’).
Critican el texto del Viacrucis
del Papa el pasado Viernes Santo. Era de noche y hacía frío y después de haber
pasado una pulmonía en el Gemelli, el Coliseum no era el lugar más idóneo para
que asistiese Francisco. Claro, el texto no necesitaba su presencia. Se han
levando protestas, muchas protestas.
Parece que Ucrania o lo que
quede de ella será algo así como un montón enorme de miseria, desecho y
destrucción. La recuperación puede que llegue quizá, doscientos o trecientos
años después. O, sea, nunca.
Hay otro problema que subyace.
No le hacemos caso. Se nos ha ido el campo por falta de agua. Es decir, no llueve, y abril que por cargarse
se carga hasta los refranes sigue su curso florido en algunas cunetas, pero con
el campo seco. Adiós floraciones, adiós espigado de los trigos, adiós a pozos
recargados, a cañadas corriendo, a arroyos con ancones y adelfas en flor y a
veneros con agua… Menos mal que el chamariz – ya lo vio Juan Ramón – canta cada
mañana en el chopo.
España, bueno, una parte de
España arde. Parte de la cornisa Cantábrica es una candela gigante. Un alcalde
dijo que primero las personas, y luego los pueblos y luego el campo… Algo
tendría que decir el hombre.
Entre Castellón y Teruel, cerca
de Segorbe que tiene obispo y no tiene gobernador civil y en Tarifa, en la
sierra de San Bartolomé, el viento – allí hace viento hasta cuando no hace
viento en ningún sitio – ha ayudado a que también corran las llamas más de la
cuenta y han ardido un montón de hectáreas. Muchas, demasiadas.
Y aquí, nosotros hablando y
linchando a Ana Obregón…. ¡Ay! ¿Qué les pasará a algunos por el pensamiento?
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