19 de abril, miércoles. Hace
unos días me llamó Lucas. Era para concertar una cita con Alejandro Rosas.
Lucas González Rengel reside en Fuengirola y ‘vive’, aunque no la parezca, en
su pueblo, o sea, en el cariño que siempre va con él desde que era niño. Lucas,
es la persona que más sabe de la historia del futbol de Álora. Si quieren
comprobarlo solo hay que echar un vistazo a sus libros… ¡La sorpresa se queda
sin adjetivos”
Lucas, además, ha escrito una
novela histórica (El hijo del Capitán, Ed. Círculo Rojo) sobre el
Abencerraje y la Bella Jarifa y ahora, se las anda en la composición de otra.
En una ocasión, me pidió mi opinión después de leerla y le dije que tenía que
aparecer más el novelista y menos el historiador y este tío como es así pues se
está entreteniendo en reescribirla. Cuando me lo ha dicho he sentido rubor por
dentro. ¡Mira que hacerme caso!
Lucas, se ha empeñado en poner
a la luz la genealogía del apellido Rengel, en Álora. Se ha remontado al siglo
XVIII y el hombre se las anda uniendo nombres, matrimonios, protocolos
notariales, apuntes, notas…
Alejandro Rosas es de las
personas que yo conozco quien más sabe de genealogía. Su memoria es proverbial.
Su generosidad no tiene nombre. Es enorme su disponibilidad para ayudar al que
no sabe o al que busca. Es esa fuente que mana la sabiduría de quien tiene
muchos caminos andados, en este caso, muchos archivos escudriñados.
Nos habíamos citado en Pizarra.
Media mañana. Cielo con algo de calima, pero soleado. Hacía fresco en la
terraza del bar. Optamos por ponernos a cubierto de un toldo de esos que ahora
montan en las aceras y Alejandro comenzó a desgranar cuentas de un hipotético
rosario archivado en una libreta de letra menuda, muy menuda. (Si les digo que
yo casi soy incapaz de leerla…)
Luego hablamos de Álora,
Málaga, Bobastro, Pizarra, Casapalma… Desgaje de las jurisdicciones, de pleitos
de baldíos y propios. De unos y otros (De Atila y los otros Hunos, no hablamos)
topónimos, ventas, fuentes, linajes. Moriscos y El Galipe, de Encinasola y Las
Cumbres, y Freixenal y… La mañana cundió. Solo hubo un ‘pero’. Aquello acabó
demasiado pronto porque quedaron muchas cosas en el tintero, entre otras, la
visita al Archivo de Osuna. Y hay quien dice que se aburre y que no sabe qué
hacer con el tiempo…
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