Lunes Santo. Trinidad. Él y
Ella; Cautivo y “la Trini”. Hace un rato se echó a andar – es un decir –
la comitiva. La torre ¿neogótica? ¿un querer y no puedo? (no lo sé) de San
Pablo araña el cielo. También es un decir. Va andando sobre la marea humana.
Calle Mármoles donde el Guadalmedina tenía su feudo de miedo hace muchos años,
es un hervidero. (Un tópico más)
Es noche de tópicos: “El Señor
de Málaga”, “el de la túnica blanca”, “el de la túnica de piel de ángel”. El que
no llevan porque camina por un mar de cabezas, el que está en San Pablo todo el
año y adonde un río -otro río- de gente va y viene y le pide y le cuenta, y
Señor…
La luna creciente, casi llena,
del mes de Nisan se pasea por el cielo limpio. La luz de Málaga, la luz de la
noche de Málaga. La otra, se apagó hace un rato. ¿Alguien se ha parado a pensar
que tenemos lo que no tienen otros sitios, o sea, la luz, que aquí es
diferente? Verán. El sol sale por el faro de Maro, un poco más allá de Nerja y
antes de Cerro Gordo y se va por la sierra de Mijas, y en medio, la bahía que
es la canastilla donde el sol deposita sus reflejos. A eso se le llama la luz
de Málaga…
De la Trinidad viene otra luz.
Viene en una imagen que le llamamos Jesús Cautivo. Me decía un trinitario de
callos en el alma:
-
“La noche del Lunes Santo hay quien no cree en
Dios y cree el Cautivo”.
-
Eso, le dije, es una herejía…
-
Calla, hombre, calla, si yo te contara…
La Fe no se explica. Se acepta
y se acompaña de obras. De eso el barrio sabe bastante. La Fe es un don que
Dios concede a quien quiere y ¿quién soy yo para dudarlo? “No me mueve mi
Dios para quererte...” A Dios, se le quiere de muchas maneras, de tantas
que solo hay que echarse a la calle, en la noche del Lunes Santo, en la
Trinidad, al otro lado del río ese que casi nunca lleva agua, y en Málaga.
Si ustedes no han sentido el
pellizco de esa noche, no lo dejen. Eso, me dijeron, es otra cosa, y yo les
digo: si tienen ocasión, compruébenlo.
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