Virgen de la Cabeza, co-patrona de Álora
29 de abril, sábado. “A la
Virgen cirio y a la mar maera” cantaba la copla. La Andalucía
mariana tiene advocaciones a la Virgen con tal proliferación que alguien dijo
que ésta “era la tierra de María Santísima”. A lo mejor la cosa está un poquito
exagerada o quizá, no.
No hay ciudad, pueblo, villa o
aldea en la que no se venere a la Virgen con nombres preciosos y devociones que
arraigan en lo más profundo del corazón. Romerías, procesiones, salidas de lso
templos, ermitas o lugares de culto siembran la tierra andaluza de fiesta
durante los meses de primavera y verano. Las hermandades de Gloria ponen su
sello propio en la festividad popular.
Es prolijo hacer una
enumeración de la difusión por toda Andalucía. Es más, casi imposible y en
algunos casos como en Álora o Encinasola se comparten las efemérides solo que
‘bailando’ las fechas. Aquí Flores, en septiembre, el ocho festividad de la
Natividad y Virgen de la Cabeza, el último domingo de abril; allí, Roca-Amador,
en septiembre y Flores a mediados de abril, día arriba o abajo.
No se sabe con exactitud la
fecha en que comenzó a implarse la devoción hacia la Virgen del Cabezo de
Andújar - de ahí Virgen de la Cabeza –
en Álora. Hay documentos de su presencia
desde tiempo inmemorial, aunque
probablemente arranca de manera con más fuerza con el barroco, en el siglo XVII,
en 1625, cuando la devoción a esta popular a virgen se extendió por toda
Andalucía Oriental.
La Virgen recibe veneración y
culto en la barriada de la estación, en la ermita de Santa Brígida. Es una
capilla pequeña, de una sola nave, con una espadaña pequeña dotada de una
campana que avisaba en otros tiempos de los horarios de culto. En el frontal
del Altar Mayor tiene una pintura al fresco de autor desconocido muy
interesante y que recoge el asentamiento en tiendas de campaña.
La actual imagen es obra del
imaginero aloreño José Navas-Parejo Pérez, en sustitución de otra anterior
destruida en los sucesos de la Guerra Civil de 1936-39. Su festividad se
celebra el último domingo de abril, con una función religiosa y una procesión
por las calles de la barrida de la Estación, que reivindica su esencia de unión
entre la gente que antaño (ahora porque los tiempos cambian sufre momentos de
despoblación) de una de las barriadas más emblemáticas de la localidad.
Es patrona de Álora
compartiéndola con la Virgen de Flores y Alcaldesa perpetua por acuerdo unánime
de la Corporación Municipal desde hace unos años.
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