Domingo de Resurrección. Termina
la Semana Santa. Acaban, también, las celebraciones. Unas llenas de fervor en
el interior de los templos; otras, trasladan ese fervor a la calle. Lo
exteriorizan a su manera. Ni mejor ni peor. Simplemente, distinto. Me acuerdo
del Santo Cura de Ars: “entre el puente y el río hay mucho trecho”.
En Málaga por mor de los
cambios de itinerarios que justifican por la seguridad, la belleza plástica, la
necesidad de ayuda económica para las cofradías (esto con la boca chica), o por
otras razones peregrinas que no vienen al caso porque para casi todas hay
explicación. A unos, convence; a otros, crispa. Ya se sabe…
Una parte de la sociedad – aquí
la calle tiene tanta importancia como el salón de la casa de uno – está en
contra de la instalación de esas tribunas nuevas que repiten del año pasado
(tienen mucho de lugar apropiado para contemplar una carrera de Fórmula 1) y,
además, privan de la contemplación desde el filo de la acera al que va a pie de
calle a ver algo tan único y excepcional como es admirar el paso de una
Cofradía…Cristos a golpe de mirada; Dolorosas, a tilileo de cuentas de rosario.
Si es espectáculo, nada que
objetar. Yo saco desde hace casi cuarenta años mi asiento en La Rosaleda y lo
pago. Algo parecido ocurre con el abono de la Malagueta, o con cualquier otra
manifestación que se dice lúdica, deportiva…
Si es religiosidad entonces
hablamos de otros lópeces. Es momento de una recapacitación por la Agrupación y
por quien proceda y ver qué medidas pueden corregir el desaguisado. A lo mejor, simplemente suprimir las barreras
que impiden visibilidad y dejar las sillas con una leve inclinación de tarima…
De todas formas, al pasar el trono se van a poner de pie.
Estamos en una sociedad
crispada. La gente está - estamos nerviosos – y saltamos, en ocasiones, por
nimiedades o en otras, como ésta, que se ha creado por querer implantar la
sinrazón (y que cada uno se ponga la mano en su pecho) que no conduce a nada.
Es verdad que hay bullas, que
hay estrechuras, que hay… Los toros quieren ‘sol y moscas’; las procesiones, calles
estrechas y penumbras. (Los espacios abiertos para las amapolas en el campo, y
pienso en la Plaza de la Marina…) Si, a pie de calle, se priva de visión,
entonces ocurren cosas que no tienen fácil explicación. Repito: ¿Espectáculo o
religiosidad? ¿Y si son las dos cosas a la vez? En la respuesta se pueden
aclarar muchas dudas…
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