Sábado Santo. Humanamente
todo terminó fatal. De la peor manera. El poder de ocupación, o sea Roma, se lo
quitó de en medio con un juicio de muchas dudas. Un pelo de sospecha en la que
alguien dijo que había atacado el poder del César y fue suficiente para apartarlo
de la circulación. ¡A la Cruz y uno menos!
El poder religioso, es decir, el
Sanedrín y los Sumos Sacerdotes creían que respirarían tranquilos. Ya está bien
del galileo incordiando y cuestionando su posición privilegiada, la de ellos,
claro, su estatus, su forma de llevar las cosas.
Los que le rodeaban… ¡Ojú como
estaba el personal! Las mujeres dieron
la talla. María, su madre y las otras tres que también se llamaban María: la de
Cleofás, la de Magdala, y María la de Salomé. ¿De los hombres? Solo el muchacho al que él apreciaba había estado
en todo el mogollón de dolor y martirio.
¿Los demás? Uno, lo traicionó y
lo había ‘vendido’; otro, después de envalentonado – que no es lo mismo que
valiente – lo había negado por tres veces; lo demás en aquel día de Pascua, el
día grande, todos escondidos en alguna casa – puede ser el mismo cenáculo donde
habían vivido una tarde-noche grande, escondidos y atenazados por el miedo
esperando el momento en que podrían venir por ellos
No eran conscientes de que estaban
a unas horas, solo a unas horas en que todo iba a cambiar – ¡y de qué manera! –
cuando a la mañana siguiente, muy temprano, las mujeres, con la Magdalena a la
cabeza (otra vez las mujeres) esperaron al amanecer y fueron a la tumba a dar una
vuelta. Todo había sido todo tan rápido para que durante la Pascua no estuviese
expuesto en la Cruz. La historia iba a decir que a partir de ahí siempre se
mostraría en la Cruz… Llegan, ven el sepulcro abierto. Temen lo peor. Lo confunde
con el jardinero…
-
Si has sido tú, dínoslo…
-
¡María!
-
¡Maestro!
Ya había cambiado el signo de
la historia. Cristo resucitado… ¡Había resucitado! Y mira que lo había dicho,
pues nada… Corren ellas a dar la noticia y corren ellos hacia el lugar...
Debía ser un día soleado y luminoso.
Debía ser un día primoroso del mes de Nisan., (la luna de Nisan es la que marca
la única fecha cierta de todo el cristianimso…) Era el Dia Grande, muy grande…
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