lunes, 17 de abril de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nada nuevo bajo el sol

 


                          


17 de abril, lunes. La situación que vivimos en estos días donde no aparecen las lluvias crea zozobra y mucha literatura. No es nada nuevo. La cosa viene de viejo, de muy viejo porque en este país nuestro solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.

Si echamos un vistazo a la historia sé que las consecuencias creadas a raíz de la conquista por las tropas cristianas del reino nazarí (junio de 1484) condiciona la evolución posterior. Los vencedores traen un sistema agrario que requiere mayor superficie y necesidad de roturación: acarrea deforestación y erosión.

En el siglo XVI, alternan períodos de fríos - hasta casi la mediación - con otros de sequía. Se suceden lluvias y sequías.  O no llueve, o si lo hace, es con menos intensidad; aumenta desde la mediación hacia el final.

Se incrementan las rogativas. Eso de acudir a los santos (con el palo o con la vela es muy nuestro). Se busca paliar la situación con limosnas a las que en ocasiones contamina el fraude. ¿A que no suena a nuevo?

 Las autoridades intentan hacer frente (1558) poniendo en marcha sus propios recursos o recurriendo a la Corona o al Obispado. Suben los precios (¿raro, verdad.? El incremento de precio alcanzó el 1.500 % al pasar el precio de la fanega de trigo que en 1555 costaba dos reales, a treinta en el mes de enero de 1557.

El profesor Domínguez Ortiz fija la fecha de escasez del trigo hacia 1557, en la que hace su aparición el hambre. El año anterior [1556] fue seco al que sigue un año húmedo, 1557, que provoca la pérdida de cosechas.

A mediados de 1556, se pone de manifiesto los síntomas de esta crisis de cereales que en 1558, hace decir a Rodrigo Hernández personero de la ciudad de Málaga (Álora perteneció a la jurisdicción de Málaga hasta 1628) que “ha habido falta de pan” y aparece –o se incrementa el contrabando con ventas ilegales efectuadas por arrieros a los vecinos que  acudían a los caminos para hacerse con la mercancía. Surgen fuertes tensiones entre las Justicias, sobre todo de Álora y Antequera que se oponen a verse despojados de sus reservas.

En aquellos años no existían los comedores sociales ni la información tenía la agilidad con que hoy nos llegan las noticias. Me pregunto si de aquella sociedad analfabeta, en una gran parte, han llegado estas noticias, ¿cómo no sería de grande el problema? O sea, no hay nada nuevo bajo el sol…

 

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